Todos los focos apuntaban a Vinicius y el brasileño hizo todo de su parte para convertirse en el gran protagonista del Valencia-Real Madrid. Sin embargo, la gestión de Gil Manzano del final del encuentro eclipsó por completo al delantero madridista y convirtió al colegiado en la figura del partido. Noticias Relacionadas opinion Si el bar de mou Dios lo ve todo Ignacio Ruiz-Quintano estandar No Esbozos y rasguños Podría ser peor Javier Aznar Los siete minutos de tiempo añadido en Mestalla , debido al penalti anulado tras la intervención del VAR, se alargaron hasta un saque de esquina rebasado el 98, previo aviso por parte del trencilla de que se trataría de la última jugada. El centro fue despejado por Mamardashvili y cayó en las botas de Brahim. Gil Manzano, a pesar de llevarse el silbato a la boca, no indicó el final. Optó por esperar unos segundos, a que el malagueño condujera hasta la banda y enviara un centro al área. Cuando el balón volaba, el colegiado, ya de espaldas al lance, hizo sonar el primero de los tres pitidos que marcan la conclusión de un partido. Apenas dos segundos después llegó el cabezazo de Bellingham, que acabó en la red, pero no subió al marcador. El partido había concluido antes. El madridismo estalló de indignación. Martínez Montoro , el árbitro de ABC, mantiene que la decisión tomada por Gil Manzano fue correcta, no así el procedimiento. «Debió ser más contundente en la señalización del final. Si considera que el tiempo ha finalizado, cosa que le dice previamente a los jugadores, reglamentariamente puede pitar en cualquier momento, aunque debe gestionarlo mucho mejor. Evidentemente, el CTA no puede estar contento con la gestión de la jugada, menos todavía al tratarse de uno de sus mejores árbitros». Uno de los calificativos utilizados para describir la jugada, por ejemplo Ancelotti, fue «inédita». Sin embargo, no se trata de la primera vez que un árbitro anula un gol por negarse a dejar terminar la jugada en curso. Al borde del descanso del Valladolid-Sevilla de la temporada pasada, el lateral pucelano Escudero remató un balón despejado desde el área sevillista. Ortiz Arias indicó el final de la primera mitad en pleno viaje del balón hacía la portería. El chut terminó en las redes, pero la precipitación del colegiado provocó que no subiera al marcador. Asimismo, la acción vivida en Mestalla reabre el debate sobre cuándo comienza y cuándo finaliza una acción de ataque, rebautizada desde el estamento arbitral como 'app' (atacking possession phase, fase de ataque en posesión del balón) y sometida a análisis tras el encuentro disputado un mes atrás entre Girona y Real Sociedad. El VAR anuló un gol al conjunto catalán por fuera de juego, a pesar de que entre la posición antirreglamentaria de Savinho y el tanto de Yangel Herrera mediaron 37 segundos y hasta tres despejes guipuzcoanos. Por tanto, si Gil Manzano establece que el saque de esquina favorable al Madrid es la última jugada del partido, se debería tener en cuenta en qué momento finaliza la fase de ataque del conjunto blanco. Martínez Montoro no ve contradicción: «No tiene nada que ver una cosa con la otra. Una es lo que se considera misma acción de ataque (Girona) y lo otro es decir que se saca el córner y después pita». Acertada expulsión de Bellingham Las secuelas que deja la jugada en Chamartín van más allá de los dos puntos perdidos en Valencia. El colegiado, ante las protestas de los jugadores del Madrid, expulsó a Bellingham por dirigirse a Gil Manzano «corriendo en actitud agresiva y a gritos, repitiendo en varias ocasiones 'it's a fucking goal' (es un puto gol)», como describió en el acta. Martínez Montoro no tiene nada que objetar a la expulsión del británico, por la que se expone a una sanción de dos jornadas. «Los jugadores tienen que saber que lo peor que pueden hacer es protestar a un árbitro una vez finalizado el partido. No es tanto por lo que dice, si no cómo lo dice». En cualquier caso, Gil Manzano entra en la lista negra del madridismo, tan de moda ahora por los vídeos justicieros de Real Madrid TV que tanto indignan en LaLiga. Un día después, el resbalón blanco no tuvo tanto castigo: el Girona, primer perseguidor, perdió en Mallorca. Hernández Maeso, árbitro que saltó a la palestra por el Real Madrid-Almería, concedió un polémico tanto a los isleños tras una posible mano de Larin en la asistencia.
