Los cálculos indican que el tipo de cambio podría escalar hasta arriba de los $ 4000 si no se consigue financiamiento de unos u$s 20.000 millones, según los datos privados.
En las últimas semanas el presidente Javier Milei repuso con fuerza en la agenda pública su proyecto de dolarización de la economía. Después de la campaña electoral, la idea había pasado a mejor vida, junto con la "quema" del Banco Central, un primer tributo a los límites a la gobernabilidad.
Hay dos elementos extraños que emergieron en la economía argentina en estos dos meses de gestión de Milei, de Luis Caputo en Economía y de Santiago Bausili en el Banco Central. El primero, la acumulación de reservas por el Banco Central, que hasta ayer fueron u$s 7286 millones, y el otro, la caída del valor del dólar, que en 15 días de febrero perdió 10%, si se toma el "blue", el más marginal de las cotizaciones.
"Cada vez estamos más cerca de poder dolarización. Tenemos acumulados cerca de u$s 7000 millones de reservas y la base monetaria son u$s 7000 millones u u$s 8000 millones. O sea, estamos a nada", subrayó ayer el mandatario.
¿Estamos tan cerca o se trata de una estrategia de mayor aliento? ¿O es una consigna destinada a darle nuevo rumbo al Gobierno después del traspié legislativo de la ley de Bases?
Un reciente análisis del economista Juan Pablo Rondero, titular de la consultora financiera MAP Economic Advisors, advierte que la dolarización no parece viable en el corto plazo, dado que implicaría una corrección cambiaria demasiado alto o el acceso a financiamiento externo por cifras que hoy lucen fuera del alcance de las autoridades.
En el mejor de diversos escenarios que elaboró MAP, en la variante más positiva, con una recuperación de la paridad de los bonos hasta el 60% (actualmente con un promedio de 30%) y un tipo de cambio oficial rondando los $ 1200, una base monetaria del orden de los $ 10 billones, se requeriría un financiamiento de la movida del orden de los u$s 20.000 millones.
La cotización de los activos -bonos- y las reservas son relevantes para establecer una paridad de conversión. El ajuste sería, claro, el tipo de cambio. Se trataría de ajustar una de las dos variables: o tipo de cambio o financiamiento para el Banco Central. Un financiamiento como el que demandaría el proceso de dolarización requeriría un restablecimiento de la confianza en la capacidad de pago de la Argentina que el ajuste fiscal todavía no está devolviendo. El riesgo país, si bien en caída, no desciende de los 2000 puntos básicos.
Dejando de lado la restricción social y política de un proyecto de este tipo, MAP cree que, si bien el objetivo de dolarizar la economía podría seguir en pie, sería improbable que ocurriera en el corto plazo, dadas las condiciones macro actuales y futuras previstas.