El 18F está en juego la Galicia «de las próximas décadas», porque el «modelo de cordialidad y convivencia» de Galicia, referencia para el resto de España, en caso de que el PP no reedite la mayoría absoluta con Alfonso Rueda, en caso de que, en lugar de un «gobierno unido y con experiencia», se implante un «multipartito» que lo que haría sería «escarallarlo» con su «desgobierno». Aunque no los ha nombrado, estaba implícita la alusión a que el BNG encabezara ese multipartito. Lo ha dicho Alberto Núñez Feijóo en el Lalín Arena, el recinto de referencia de la localidad pontevedresa, ante 2.000 personas, en el segundo viernes de la campaña del 18F, que llega a su ecuador. Feijóo une fuerzas con Rueda por segunda vez, en una rara (por infrecuente) confluencia de sus 'caravanas', tras coincidir el pasado sábado en la plaza de toros de Pontevedra. Aunque probablemente no será la última ocasión de aquí al viernes 16. En su intervención, posterior a la de Rueda, Feijóo ha asegurado que las elecciones gallegas «van de cosas mucho más importantes que Pedro Sánchez», porque «Galicia es mucho más que Sánchez». «Estas elecciones van de Galicia, de nosotros, de nuestro pueblo», ha proclamado. El mensaje, definitivamente, ha orillado el peso de los mensajes en clave nacional, por más que «también» se someta al voto de los gallegos lo que está «ocurriendo en España» y el hecho de que «el señor Sánchez merece un profundo escarmiento democrático». Esos mensajes siguen ahí, y no han faltado las menciones a la amnistía y otras cuestiones que desbordan el marco regional. Pero, como Rueda, Feijóo echa ahora el resto en los mítines, en su parte mollar, en pedir el voto para que Galicia no tenga un gobierno con el BNG al frente que quiera «imponer su ideología sectaria», que «quiere ocultar». Cuando, de hecho, está recogido en su programa, que «dice lo de siempre: no a la Constitución, no a Europa, sí al referéndum de autodeterminación, sí al monolingüismo en las escuelas (…). Lo han puesto siempre». El 18F, ha incidido, tocará «elegir» entre «cambiar Galicia por algo que no es» o «seguir mejorando Galicia como lo que es»; entre «traer problemas de fuera» o resolverlos; entre poner la Xunta al «servicio de la ideología» o «al servicio del pueblo». Votando a Rueda, ha enfatizado, se consigue que «Galicia siga siendo Galicia», una tierra «que suma, que multiplica, que arropa, cordial, optimista». Y es el PP la única «alternativa» a esa otra Galicia que traería el multipartito comandado por el Bloque. Y la Comunidad, ha asegurado, «no merece una Xunta a la que le haga gracia Bildu y Esquerra», a los que profesa «envidia» Pontón, y cuyo modelo solo trae «fractura» y «separación; no que ese gobierno autonómico «esté más pendiente de «Waterloo que de Galicia»; como tampoco «merece conselleiros de Economía de Podemos, o conselleiros de Industria de Sumar». [En elaboración]
