Si algo recuerdo con gratitud de esta ya larga carrera periodística mía es haber tenido el privilegio de cubrir para ABC la caída del Telón de Acero que durante casi medio siglo dividió Europa en dos mitades. A un lado estaba el totalitarismo. Al otro, la libertad. La barrera infranqueable que separaba ambos mundos cobraba diversas formas dependiendo de los países, aunque ninguna tan simbólica como el muro de Berlín levantado con el fin de impedir que los habitantes del «paraíso comunista» huyeran al «infierno capitalista». Yo vi con mis propios ojos en Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, las repúblicas Bálticas, Polonia o la propia Alemania del Este la realidad de ese presunto Edén al que aspira todavía hoy uno de los...
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