Del proyectado Museo a la Galería de las colecciones reales son tantas las distancias que resulta difícil incluso explicar su relación, pero como en el resto de las cosas de la vida solo si se asume el pasado se puede entender el presente y se podrá pensar en su futuro. La primera distancia remite al contenedor. La idea inicial de un espacio subterráneo que no perturbara el paisaje urbano se transformó en un grandilocuente edificio cuya agresiva fachada de granito ha venido a rematar el desacierto que supuso la terminación de la catedral con su anacrónica cúpula. En este sentido, solo hay presente pues el disfrute visual de la vista cuando se entraba en la ciudad ya solo queda en las fotografías y el recuerdo; y la pérdida de esa zona umbrosa de los jardines del Campo del Moro es irrecuperable. Noticias Relacionadas estandar Si arquitectura Emilio Tuñón: «El primer croquis del Museo de Colecciones Reales está fechado en 1999» Fredy Massad estandar Si La historia interminable La segunda distancia es temporal. Han pasado casi treinta años desde que se pensó un Museo de tapices y carruajes en 1998 . La idea se fundamentaba en la propuesta del gobierno de la Segunda República para musealizar esas dos colecciones históricas del patrimonio real, sobre todo la de tapices por su riqueza y calidad. Se pretendía darles un lugar diferenciado, como el que mantiene y mantendrá la Real Armería , para visibilizarlas. Hoy se ha reconvertido la idea en una selección de bienes diversos insertos en un discurso del devenir de la monarquía remendado para cubrir las ausencias de los periodos de las Repúblicas y la Dictadura. El tiempo no ha jugado a favor. Ni a los responsables se les esconde que el momento político no es idóneo para este tipo de discurso y el epítome de esta situación lo representa el 'Retrato de la familia de Juan Carlos I' , pintado por Antonio López, que ha pasado de pieza central a estar ausente. Pero si era una obra de arte digna de estar en el museo ¿es que lo ha dejado de ser ahora? Esto lleva a la tercera distancia: la conceptual. «No se entiende que con la política de descentralización del Estado Patrimonio Nacional haga lo contrario» Museo o galería, es indiferente en este sentido el nombre, los objetos solo se convierten en piezas cuando pierden la función. Pero en este caso, todos los bienes de Patrimonio Nacional siguen afectados de uso. En estos años nadie se ha decidido a reformar la ley que regula la institución para retirar del servicio a la Jefatura del Estado las colecciones históricas y la política de depósitos en lugar de detenerse se ha afianzado. Aparte de que todo cambio de gobierno implica movimiento de bienes para la redecoración de los espacios dependientes de la Jefatura del Estado con la llegada del nuevo inquilino de la Moncloa, ¿qué sentido tiene que en el palacio de la Zarzuela formen parte de la decoración cuadros de Goya o que en las embajadas y otros centros oficiales se cuelguen tapices y otros enseres que deberían ser piezas de museo? Históricamente estos espacios de representación sirvieron para exponer al mundo la creatividad contemporánea, no la pasada, era una manera de fomentar las artes. Desafectándolas del uso previsto en la ley de Patrimonio Nacional , las piezas de la colección histórica se estarían protegiendo definitivamente con las medidas de conservación adecuadas y nunca más los tapices serían un adorno a la intemperie en bodas reales o recibimientos institucionales. La distancia de la idea original. El proyecto inicial era crear espacios adecuados para presentar colecciones que no eran fácilmente visibles al precisar de grandes salas con generosa altura. Con el tiempo la idea se ha reconvertido en un museo de arte con una organización cronológica donde se expondrán objetos que demandan un tratamiento museográfico sustancialmente distinto a carruajes y tapices, la mayoría de los cuales seguirán en los almacenes. ¿De verdad era oportuno dotar a Madrid con otro museo de arte? El enorme atractivo de la visita al Palacio Real está en gran medida en su carácter único en la ciudad, visita que se completa con la de los jardines adyacentes. ¿No se ha pensado que la nueva galería va a rivalizar por el mismo tiempo que se destinaba al palacio? Es dudoso que el turismo –visitante prioritario en el que se ha pensado al denominarle galería pues según el Ministro de la Presidencia se pronuncia igual en numerosos idiomas– amplíe el número de horas y deje de visitar los grandes museos de arte. ¿Alguien en algún momento ha hecho un estudio económico serio y de visitantes? Esto es el futuro y su viabilidad económica. Y esto lleva a otra distancia e inoportunidad: la política. Enclaves idóneos Desde tiempos de Enrique Lafuente Ferrari se consideraron los Sitios Reales enclaves idóneos para desplegar las colecciones de la corona por vínculos históricos y por dar funcionalidad a las diferentes residencias. Con esta gestión descentralizada, además, se contribuía a su conservación y mantenimiento, se estrechaban los lazos con las ciudades donde estaban situados y se contribuía a la riqueza y dinamización de las poblaciones al ser monumentos de interés. El proceso de recentralización con el traslado de bienes ha provocado las quejas de diferentes ayuntamientos , así como el cierre de algunos museos como el de tapices en el Palacio de La Granja. Pero es que no se entiende que cuando por fin se ha asumido de verdad una política de descentralización de la administración del estado –todos celebramos que el Centro Nacional de Fotografía se instale en Soria–, Patrimonio Nacional haga lo contrario porque si es definitivo malo y si es temporal qué sentido tiene traerlo a Madrid. Es dudoso que el turismo amplíe el número de horas y deje de visitar los grandes museos de arte Una última gran distancia hay que nombrar: la económica. El presupuesto inicial de este megalómano proyecto alumbrado por el PP en tiempos de José María Aznar fue de diez mil millones de pesetas. La oposición parlamentaria, principalmente el PSOE, nunca rechazó el proyecto de modo que cuando gobernó José Luis Rodríguez Zapatero lo hizo suyo. Quiso inaugurarlo Mariano Rajoy , pero al final parece que el que va a tener la «fortuna» de hacerlo será Pedro Sánchez. Considero que si anacrónico fue cuando se pensó ahora está fuera de lugar este tipo de fastos incluso en año electoral. Dar la contabilidad concisa de lo que se lleva gastado es imposible ya que no hay portal donde se haya ido publicando. Por las noticias se sabe algo: entre unas cosas y otras el coste de la fábrica y accesos ha sido de unos 150 millones €; 25.410.000 € se sumaron para el equipamiento museográfico y otras actuaciones; posteriormente se aprobó un compromiso de gasto de 46,7 millones € para equipamiento durante 2018 y 2019; el convenio con la Real Academia de la Historia para elaborar los contenidos de información historiográfica fue de 250.000 €; se pagaron 18.149 € para un 'nombrador'; en julio pasado se destinaron 9.800.000 € para la apertura; en noviembre 82.689,26 € para la campaña publicitaria … Es posible que algunas de estas partidas estén incorporadas en otras, pero eso es indiferente porque si solo la mitad de este capital se hubiera destinado a los sitios reales más de uno se habría llevado las manos a la cabeza pensando que era la lotería, otros nos hubiéramos alegrado tanto que habríamos pensado que era un sueño hecho realidad y que la Galería de las Colecciones Reales quedaba en una mala pesadilla .