El naufragio del Barcelona , anunciado desde que hace dos semanas encallara en el Camp Nou ante el Inter de Milán, consumado el miércoles con una derrota (0-3) contra el Bayern , y la debacle con drama final sufrida por el Atlético de Madrid frente al Leverkusen (2-2), colocan al fútbol español ante un escenario desconocido desde que la UEFA instaurara, en la temporada 2003-04, el formato actual de la Champions League. Descartados azulgranas y rojiblancos, y con el Sevilla también ya sin opción alguna de clasificación, la Liga solo tendrá un representante en los cruces de octavos por primera vez desde que la fase de grupos es disputada por 32 equipos. Una merma que abre el debate sobre la pérdida de músculo de los clubes españoles en la competición continental más mediática, a pesar de que el vigente campeón y el que más título luce es el Real Madrid. El único que repetirá este año en octavos. Este fiasco no tendrá, salvo sorpresa, consecuencias para Xavi Hernández ni Diego Simeone , dos entrenadores incapaces de cumplir con uno de los objetivos prioritarios marcados para esta campaña por sus respectivas entidades. Por razones de prestigio deportivo, pero también económicas. El fútbol español deambula por la peor Champions de su historia. Desde el último cambio de formato siempre se han visto los escudos de al menos dos equipos españoles en la primera ronda eliminatoria, pero este curso el idilio ha saltado por los aires. A falta de una jornada para que se cierre la fase de grupos, el sueño de intentar reinar en Europa se ha roto para Barcelona, Atlético y Sevilla . Llegar al último partido sin opción alguna eleva el grado de la decepción. Cuarto en el ranking de gasto en el mercado de fichajes de verano por detrás de Inglaterra, Italia y Francia, el factor económico no explica este desastre del fútbol español. Un país como Portugal, con mucha menos inversión en jugadores, tiene ya en octavos al Benfica y al Oporto y afronta la posibilidad del triplete con un Sporting de Lisboa. Un campeonato menor como el belga tendrá, con el Brujas, el mismo número de equipos que España. Noticias Relacionadas estandar No Fútbol Collejas, escupitajos e insultos a un hincha del Bayern en las gradas del Camp Nou J. A. M. estandar No Fútbol El animal Bakker y el gélido Carrasco: la imagen de un penalti para la leyenda negra del Atlético J. A. M. Con la tercera plaza de sus grupos asegurada, al Barça y al Sevilla al menos les queda el consuelo menor que supondrá vestirse de corto los jueves en la Europa League. Un 'alivio' que el conjunto del Cholo no tiene ni siquiera atado y que tendrá que jugarse el próximo martes en la visita al Oporto. Una urgencia impensable en verano cuando se conoció el resultado del sorteo de la fase de grupos, en la que los colchoneros parecían claros favoritos a ocupar la primera plaza en el Grupo B en pugna con los portugueses. Segunda vida desperdiciada «No lo esperábamos, pero es la realidad. Este año quedamos fuera en un grupo bueno para pasar una jornada antes», reconoció el Cholo tras el chasco ante los alemanes en el Metropolitano. La competición ha ido desnudando las carencias de un equipo incapaz de ganar en sus cuatro choques directos al Brujas (ahora tercero en la liga belga) ni al Leverkusen (15º de la Bundesliga). Los madrileños no supieron ni aprovechar la segunda vida que el miércoles les concedió el árbitro al señalar un penalti con el encuentro ya finalizado . Pese al evidente distanciamiento que ha germinado esta temporada entre el Cholo y parte de la grada, no parece que Europa vaya a pasar factura al argentino. El técnico mejor pagado del continente tiene contrato hasta 2024 y su intención es cumplirlo para volver a intentarlo en la Champions. Al menos eso deslizó en la rueda de prensa tras el duelo ante el Leverkusen: «La Champions me cuesta, pero soy cabeza dura y voy a seguir insistiendo hasta que pueda tener la oportunidad en este club de entrar primero en la Champions y luego encontrar algo que nos falta». Simeone, salvo hecatombe, se irá del Metropolitano cuando él decida y en la entidad creen que se ha ganado ese derecho después de una década en la que se ha convertido en el entrenador más laureado del club. A Miguel Ángel Gil Marín no le haría gracia pasar a la historia como el verdugo del argentino, un técnico que mantiene fuertes vínculos emocionales con parte de la hinchada. Pero hay otras razones. Su multimillonaria ficha es, además, una barrera que el Atlético tendría difícil de asumir en caso de que quisiera prescindir de sus servicios. Varapalo económico Reaparece ahora el recuerdo del desastre del Qarabag . Por segunda vez desde su llegada al club, en 2011, Simeone no logra meter al Atlético en los octavos de final de la Champions, un duro golpe para la economía de una entidad que dejará de ingresar alrededor de 20 millones de euros. Solo el pase a los cruces suponía amarrar el botín de 9,6 millones que concede la UEFA como premio. La posibilidad de tener que vender algún jugador en el mercado invernal para cuadrar el presupuesto aparece ahora en el horizonte colchonero. En un grupo más complicado, con Inter y Bayern como rivales, el Barcelona solo ha sido capaz de ganar al débil Viktoria Plzen en el Camp Nou y Xavi Hernández ha vuelto a estrellarse por segunda temporada consecutiva en el escaparate de la Champions. El pasado curso, tras ser elegido como recambio de Koeman con el curso empezado, no pudo meter al conjunto azulgrana en octavos de final y volvió a fallar en la segunda bala que supuso la Europa League, donde su equipo fue eliminado por el Eintracht. «No considero que sea un fracaso. Lo hemos intentado y fuimos mejor que el Bayern en Múnich, luego en Milán la decisión arbitral, pero no hemos estado a la altura de esta competición. Hay que mejorar, con toda la humildad», se defendió el técnico el miércoles tras la derrota ante los germanos, en la que el Barça no llegó ni a realizar un lanzamiento entre palos. Una imagen decepcionante que tampoco tendrá consecuencias para Xavi, al que Joan Laporta , pese a que el egarense no era su primera opción para reemplazar a Ronald Koeman, se ha agarrado para mantener el estilo del ADN futbolístico del Barça. Un técnico que cuenta con el beneplácito de la grada por razones emocionales y que aplaca el enfado del barcelonismo. «Si en este momento el Barcelona tuviera otro entrenador al mando, el volcán entraría en erupción. Sería peor que ahora», aseguró el francés Thierry Henry, exjugador del club azulgrana y ahora comentarista de televisión, tras la eliminación ante el Bayern.