La clausura de la temporada, el agur definitivo del Sanse a la categoría de plata, estuvo en sintonía con lo que ha sido todo el curso en casa: triste, desangelado, tirando a deprimente. El Zaragoza ganó con lo justo a un filial que despertó con el golazo de <b>Ander Martín </b>para recortar distancias, pero que repitió buena parte de las miserias y lagunas que le han llevado a la Primera RFEF: mucha inocencia y vulnerabilidad defensivas ante sólo 2.622 espectadores en un desolado Anoeta. Partido de despedidas, con lágrimas de <b>Sangalli </b>al ser sustituido, y de tensión por parte de un <b>Xabi Alonso</b> que no pudo decir agur a la Real puntuando. Colorín colorado.
La clausura de la temporada, el agur definitivo del Sanse a la categoría de plata, estuvo en sintonía con lo que ha sido todo el curso en casa: triste, desangelado, tirando a deprimente. El Zaragoza ganó con lo justo a un filial que despertó con el golazo de Ander Martín para recortar distancias, pero que repitió buena parte de las miserias y lagunas que le han llevado a la Primera RFEF: mucha inocencia y vulnerabilidad defensivas ante sólo 2.622 espectadores en un desolado Anoeta. Partido de despedidas, con lágrimas de Sangalli al ser sustituido, y de tensión por parte de un Xabi Alonso que no pudo decir agur a la Real puntuando. Colorín colorado.