La guerra en Ucrania nos ha devuelto, una vez más, el paradigma de David contra Goliat en versión siglo XXI. Una de las claves en las que ha descansado la feroz defensa (y contraataque) del Ejército ucraniano contra el avance de los blindados y vehículos rusos son las conocidas como ‘armas anticarro o antitanque’, en su versión lanzamisiles o lanzagranadas.
Las primeras son más apropiadas para despachurrar un carro de combate: aquí entran algunos nombres como el estadounidense Javelin o el británico-sueco NLAW. Las segundas son más empleadas para inutilizar vehículos de transporte militar u otro tipo de blindados algo más ligeros que un tanque y que forman parte del convoy militar: en este apartado entran, por ejemplo, los 1.370...
Ver Más