He vivido primeros de mayo en el Berlín occidental y oriental, a uno y otro lado del Muro, en Estados Unidos y en la España pre y posdemocrática. Fiesta del trabajo y del trabajador, de clara raigambre izquierdista, hasta el punto de ser secuestrada por el comunismo sin que el resto de la izquierda, volcada en celebrar los progresos alcanzados, se opusiera. Que la meteorología soliese acompañarla con un día radiante de mayo lo propiciaba.
Pero este 1 de Mayo ha sido distinto, diría incluso que opuesto, a los anteriores. No hay nada que celebrar y sí mucho que lamentar. Un pequeño país ha sido invadido por su gigantesco vecino, que lleva dos meses sembrando la muerte y la destrucción en...
Ver Más