Las compañías listadas en el S&P Merval mostraron pérdidas significativas en su capitalización bursátil medida en dólares. Lo mismo sucedió con propiedades y valor de bonos. El impacto en el consumo.
Las principales empresas argentinas que forman parte del S&P Merval perdieron u$s 8250 millones de valor en la gestión de Alberto Fernández. Ese número, que surge de tomar en cuenta la diferencia en la capitalización bursátil en dólares blue de las compañías entre el 10 de diciembre de 2019 y hoy, representa una pérdida de 38%.
Si se tomara como punto de referencia inicial las PASO del 2019, cuando el mercado descontó a pleno la llegada de Alberto Fernández y Cristina Kirchner al poder, las pérdidas serían aún mayores: de hecho el Índice Merval en dólares pasó de 970 a sólo 456, una pérdida de 53%.
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La disparada del dólar y la política oficial contra determinados sectores de la economía fueron determinantes en la pérdida de valor de las empresas argentinas. YPF, por ejemplo, perdió u$s 2785 millones, viéndose afectada por el freno al aumento en las naftas en el país y las restricciones a la exportación. La petrolera argentina, tomando en cuenta la cotización del dólar informal, tiene un valor menor a los 1700 millones de dólares.
Otras pérdidas significativas de valor se dieron en los bancos, con la excepción del Grupo Financiero Valores que pasó de 142 a 159 millones de dólares de capitalización bursátil en ese período. BYMA y Aluar sobreviven también a la tendencia negativa imperante con un crecimiento de 54% y 8% respectivamente.
Estos datos financieros tienen impacto en la economía en general. Las decisiones de consumo se toman en función a lo que gana cada argentino pero también en relación al valor de la riqueza o activos que se poseen. Si la vivienda en que habitamos subió de valor, hay una propensión a gastar más. Es lo que se denomina "efecto riqueza".
A la inversa, si cayó el valor de los activos de cada argentino, entonces se produce un "efecto pobreza" que hace retraer el consumo en el corto y mediano plazo.
En el caso puntual del período que va desde el 10 de diciembre a la fecha, la pérdida de valor se da en las acciones pero también en los títulos públicos con un riesgo país hoy cercano a los 1800 puntos, muy cerca del máximo en ese período. Las propiedades también sufrieron una significativa pérdida en su medición en dólares, con variaciones negativas que rondan el 20% en promedio.
El derrumbe en lo que valen las empresas argentinas también provoca que no haya grandes ventas de compañías. A los precios actuales los accionistas son reticentes a desprenderse de su capital accionario a la espera de que con una nueva gestión presidencial desde el 10 de diciembre de 2023 pueda revertirse este resultado. Sin ir más lejos, las empresas tuvieron un fuerte incremento en su valor cuando se hizo evidente en 2015 que el kirchnerismo dejaba el poder y asumía Mauricio Macri.
Lo que siempre ocurre en años de recesión y pérdidas patrimoniales, como las observadas entre 2019 y 2022, es que las empresas extranjeras son las que desarman sus posiciones en el país y son adquiridas en la mayoría de los casos por capitales argentinos.
¿Sucederá lo mismo en esta ocasión? Hay muchas incertidumbres aún dando vueltas. Aún no está claro quién es el principal candidato de la oposición y menos aún su plan económico. Recién en el segundo semestre del año van a comenzar a verse las primeras apuestas en ese sentido. No hay seguridad de que las cotizaciones resurjan.
El contexto internacional no ayuda. La Fed comenzó a subir las tasas. Por lo pronto es tiempo aún de "damage control" o control de daños. Las heridas aún están abiertas y deben cicatrizar.