«Mataremos al enemigo. ¡Si no lo paramos aquí, irá hasta vuestras propias puertas!... Si yo tuviera un arma, aseguro que sabría qué hacer con ella, y con un cuchillo, y con un rifle de caza puedo derribar un avión». Los ánimos se encienden sin remedio cuando todo alrededor tuyo indica que la mitad de tu país está huyendo de miedo, si tú mismo te has hecho mil kilómetros para venir a darles comida y té caliente de caridad porque llegan con lo puesto o si ni siquiera sabes qué habrá sido de tu casa. La de Igor está en Dnipro, a orillas del río Dnieper, una ciudad donde se oyeron caer los misiles rusos tan diferente a esta de Leópolis,...
Ver Más