En todo nuestro planeta se celebran muchas buenas regatas, decenas tal vez, incluidas las disputadas cada dos, tres o cuatro años. Los hay para todos los gustos, pero no tantos como colores tiene el pantone.
A un servidor le gustan muchas de ellas. Oceánicas, costeras o de boyas, navegadas en barcos con quilla, monotipos o de vela ligera. Aunque me encantaría, no puedo seguirlas todas ni telemáticamente. Misión imposible.
Será la edad o mis raíces velísticas, o ambas cosas, pero de vez en cuando me enamoro de alguna competición que propone algo interesante, y si además es diferente caigo en sus redes. La penúltima que me atrapó fue la Golden Globe Race, esa vuelta al mundo en solitario sin escalas en...
Ver Más