Después del colapso en el primer año de pandemia, la economía alemana volvió a crecer en 2021, pero el repunte no es tan fuerte como se esperaba, el último trimestre cerró a la baja y los datos permiten avanzar que los próximos meses serán difíciles. Con un crecimiento del 2,7% del PIB, la economía alemana volvió a positivos en 2021 desde el retroceso del 4,9% de 2020, según los datos de la Oficina Federal de Estadística, pero la estimación inicial sobre el comportamiento del PIB en el último trimestre del año preocupa a los analistas, sobre todo teniendo en cuenta que el coronavirus todavía prolifera y los cuellos de botella en las entregas globales están ralentizando la economía. «Incluso el nivel anterior a la crisis todavía no se ha alcanzado», reconoce Georg Thiel, presidente de la Oficina Federal de Estadística. En comparación con 2019, el año anterior al inicio de la pandemia de coronavirus, el PIB en 2021 fue hasta un 2% inferior.
La Oficina Federal de Estadística advierte también que el Estado alemán gastó significativamente más dinero del que recibió en el segundo año de la pandemia. El déficit del gobierno federal, los Bundesländer, los municipios y la Seguridad Social fue del 4,3% en 2021, el segundo déficit mas alto desde la reunificación alemana. «En general, la recuperación económica en 2021 ha sido más débil de lo que nosotros, y muchos otros, habíamos predicho a principios del año pasado», reconoce Sebastián Dullien, director científico del Instituto de Macroeconomía e Investigación Económica (IMK) de la Fundación Hans Boeckler. El motivo más claro son las olas de infecciones desde el otoño, que están ralentizando el consumo y provocando problemas en las cadenas de suministro en todo el mundo. Esto, añade, «también tendrá un impacto en el primer trimestre de 2022. Después de eso, sin embargo, podría comenzar una recuperación significativa. En general, las posibilidades de que la economía alemana crezca mucho más rápido en 2022 que en 2021 son muy buenas». Los economistas también esperan que las empresas vuelvan a invertir más a partir de la primavera, cuando haya menos incertidumbre sobre el curso posterior de la pandemia.
En 2022, Thiel cuenta con que la economía alemana crezca comparativamente fuerte, entre un 3,5% y un buen 4%. Esta situación complica la vida de la coalición gubernamental dirigida por el socialdemócrata Olaf Scholz, de la que forman parte también verdes y liberales, que llegó al poder en diciembre con una larga lista de proyectos que exigen considerable gasto público. En cuanto al desglose por sectores, la industria alemana se vio a su vez golpeada por la escasez de materias primas e insumos, que no da señales de remitir.
En diciembre, un 82% de las empresas interrogadas por el Instituto IFO señalaron que siguen sufriendo penurias en este apartado. El estratégico ramo automovilístico registra una fuerte demanda insatisfecha de semiconductores, esenciales para a fabricación de coches. La compra de vehículos nuevos retrocedió en 2021 un 10.1% respecto al ya históricamente deprimido 2020 y no se espera ninguna reversión a corto plazo. «Tenemos que ser claros: la crisis de los semiconductores dista de haber terminado», señala Stefan Hartung, presidente ejecutivo del fabricante de equipos automovilísticos Bosch. Y a esto hay que sumar una inflación récord, alimentada igualmente por los precios de la energía y que afecta al estado de ánimo de los consumidores.
El director gerente de DIHK, Martin Wansleben, no espera que el nivel anterior a la crisis se alcance hasta más más adelantado el año. También culpa al aumento de los precios de la energía y las materias primas. Con el fin de crear incentivos para la inversión privada, por lo tanto, pide cambios en la política fiscal y financiera: «La carga fiscal para las empresas alemanas es ahora significativamente más alta que el promedio de otros países industrializados. Lo mismo se aplica a los preciosos de la energía y la infraestructura digital», alega.
Ya nadie espera una recuperación hasta la primavera de 2022, con una escala similar a la de los años posteriores a la profunda recesión de 2009 como resultado de la crisis financiera y económica mundial. En lo que coinciden todos los economistas es en que el principal motor será el consumo privado. Muchos hogares tienen grandes ahorros porque, por ejemplo, los viajes tuvieron que cancelarse debido a la pandemia y las actividades de ocio a veces solo fueron posibles de forma limitada. También se asume que las empresas volverán a invertir más a partir de la primavera, cuando haya menos incertidumbre sobre el curso posterior de la pandemia, y que las exportaciones, que también son un importante motor de la economía alemana, seguirán sufriendo problemas logísticos y cuellos de botella en la entrega de materias primas y productos intermedios en los próximos mese
