El jueves escuché cómo un niño contaba a su madre que un amigo tenía unos guantes que se había hecho él mismo. El niño siguió contando que a su amigo le había enseñado a hacer punto su abuela pero que «ella ya no estaba». La madre le espetó «¿porque se ha muerto?». La criatura contestó «creo que sí… o algo así».
Los niños ya no dicen «muerto» por nuestro empeño en evitar la realidad. Hoy, Día de Todos los Santos, recordamos a los muertos porque la gente se muere y, además, gratis. Ni la eutanasia conseguirá domesticar a la guadaña porque eso está por encima de nuestras posibilidades, incluso por encima de la ley. Nos estiraremos las arrugas y tomaremos antioxidantes...
Ver Más