Los economistas señalan que hay pocas expectativas de que la situación cambie sustancialmente e indican qué debería ocurrir para acotar la distancia entre el dólar oficial y los paralelos.
La brecha cambiaria lleva más de 100 días sin perforar el piso del 80%. La última vez que la diferencia entre el tipo de cambio oficial mayorista y el paralelo se ubicó debajo de ese umbral fue el 7 de julio y nada hace suponer que vaya a quebrarlo. Al menos, en un futuro inmediato.
La situación parece incluso agravarse si se tiene en cuenta que la brecha cambiaria no logró ubicarse en ningún momento del año por debajo del 50%, niveles que apenas merodeó durante las primeras semanas en abril, cuando el dólar blue descendió hasta $ 139, su precio más bajo de 2021.
Una brecha cambiaria tan amplia produce múltiples desequilibrios y distorsiones en la economía. Entre ellos, genera expectativas de un salto devaluatorio del oficial, lo cual desincentiva a que los exportadores liquiden sus divisas y promueve una mayor demanda de dólares de las empresas que los requieren por vía oficial para cancelar importaciones.
Es por ello que cobra especial relevancia el hecho de que los economistas indiquen que prevén que en el corto plazo la brecha se mantendrá en niveles similares a las que se observan actualmente, de la mano del lento avance del dólar oficial y de las presiones alcistas sobre los paralelos. Incluso, hay quienes advierten que podría ampliarse aún más.
"La brecha va a seguir ampliándose. Recordemos que hace unos meses estaba en 50% y hoy está entre el 80% y el 90%. El motivo es lógico. Tenemos un dólar oficial creciendo muy por debajo de la inflación, mientras que los dólares libres siguen el ritmo de los precios. Si el resto de los precios crece al 3%, ¿por qué el dólar no habría de hacerlo?", planteó Christian Buteler.
El analista financiero agregó que a esto se suma la emisión monetaria que el Gobierno lleva adelante para financiar el déficit fiscal. Además, destacó que el último trimestre del año estacionalmente es el más deficitario (ahora incrementado por las elecciones) y que "esos pesos en la calle por la mayor emisión generarán más presión sobre los dólares paralelos, por lo tanto habrá más brecha".
"La brecha es hija del cepo cambiario. En cierta forma, el futuro de la brecha tiene mucho que ver con las restricciones que hay para acceder al mercado oficial de cambios. Y en esto no hay expectativas de que la situación vaya a cambiar sustancialmente, incluso después de las elecciones legislativas", señaló Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores.
El economista indicó que esto se debe a que, por un lado, el Gobierno es "bastante afín a este tipo de restricciones", pero además a que con una eventual liberación de los controles lo más probable es que el oficial suba y esto agravaría el problema de la inflación, por lo que considera que es muy difícil que se libere el cepo y, por consiguiente, cree que la brecha va a seguir existiendo.
"Mientras siga el avance lento del oficial y mucha emisión monetaria, la brecha va a persistir e incluso tenderá a ampliarse. Para que se achique, debería moverse más rápido el oficial, reducirse la emisión monetaria para que no suban los paralelos o generar la suficiente confianza o crecimiento para que el dinero que hoy es rechazado empiece a ser demandado", afirmó.
Sin embargo, señaló que no parece un escenario muy probable en este momento y que la posibilidad de acotar la brecha es muy chica. Además, señaló que la dinámica estará más ligada a lo que el Gobierno haga con el tipo de cambio oficial, que según su visión difícilmente tendrá un salto o un movimiento muy rápido por miedo del oficialismo a que aumente más la inflación.
En cuanto al sostenimiento de una economía con una brecha tan elevada por tiempo prolongado, Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma, indicó que puede seguir marchando, pero con dificultades, como lo está haciendo en este momento, y que lleva a que cada tanto haya que poner más parches, como el refuerzo de los controles.
"Para achicar la brecha se necesita un plan con un eje fiscal-monetario consistente, lo que implica un sendero de consolidación fiscal y una tasa de interés en pesos positiva, lo cual permita anclar expectativas y normalizar el mercado de cambios. Esto último es una unificación. Algunos la plantearán gradual, otros progresiva con un desdoblamiento inicial", indicó Caamaño.
No obstante, resaltó que este Gobierno no tiene cómo llevar adelante esa normalización cambiaria, ya que "lamentablemente, no tiene credibilidad". Por lo tanto, considera que tendría muy poca probabilidad de éxito. Para eso "tendría que sobreactuar mucho" y hacer un cambio fuerte en la coalición gobernante y en los responsables de la política económica, lo cual ve muy difícil que ocurra.
Caamaño recordó que en el período anterior con cepo cambiario, es decir, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, no hubo una brecha tan alta que durara tanto tiempo, ya que los niveles de emisión actuales son mayores. A esto sumó que actualmente no hay ningún tipo de ancla de expectativas: ni desde lo fiscal, ni desde lo monetario, ni desde la política.