Un equipo que en la misma semana es capaz de vencer al
Fratelli d’Italia, en
Italia, y discutir a la
Marsellesa, es un equipo que ha vuelto. Ha vuelto de un pasado nublado, lleno de dudas y con una hemorragia constante de ilusión para dirigirse hacia un futuro brillante. Al menos esperanzador. Y es que si bien la Nations League no está a la altura de otros entorchados de prestigio, nunca viene mal volver a verse entre los más grandes, algo que en su día fue costumbre. Y anoche
España, pese a no ganar, volvió a respirar entre los mejores.
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