El sábado 1 de enero del 2011, el entonces director general de Vaersa (Valenciana de Aprovechamiento Energético de Residuos, SA), Felipe Espinosa, usó la Visa Oro de la empresa pública en una tienda de esquí de Andorra. En restaurantes, fundamentalmente en el del club social de la urbanización donde reside, se gastó en comidas durante los fines de semana 54.000 euros. También abonó más de 6.000 euros en un concesionario Jaguar. Espinosa se sienta este lunes en el cuarto juicio que afronta acusado por un presunto delito continuado de malversación de caudales públicos.
Un informe de la Intervención de la Generalitat Valenciana repasa pormenorizadamente el uso que le dio a su 'tarjeta black'. La Visa echaba humo, según han enumerado la fiscal y el abogado de la Generalitat. El exdirector general de Vaersa llegó a sacar hasta en 48 ocasiones billetes de 500 euros en cajeros automáticos, una mecánica muy similar a la utilizada en el 'caso Emarsa'. En total, el Ministerio Público considera que Espinosa se gastó 105.397 euros sin justificar. Cargó gastos incluso del veterinario.
Su defensa, sin embargo, considera que la dedicación de Espinosa a la empresa era completa: los siete días de la semana. Con una "honradez extrema", el alto cargo, nombrado por el PP al frente de Vaersa, necesitaba organizar reuniones durante el fin de semana en los restaurantes cercanos a su domicilio, situado en Puçol, al pasarse toda la semana de reuniones y visitas, siempre para aumentar la clientela de la empresa pública y crear así más puestos de trabajo.
El letrado, que ya trabajó para Vaersa durante la etapa de Espinosa, asegura que el alto cargo no le invitó ni siquiera a un café. "Esa honradez me consta que es llevada al extremo", ha asegurado el abogado a los miembros del jurado.
El argumentario del exalto cargo resalta que los gastos eran conocidos "con luz y taquígrafos" por la empresa pública. De hecho, ha aludido a los cuatro consellers del PP de los que dependía sucesivamente la empresa pública y que, a su juicio, avalaron los gastos: Esteban González Pons, José Ramón García Antón, Juan Cotino e Isabel Boing.
Además, considera que nadie le dio instrucciones sobre la Visa Oro cuando se incorporó a la dirección de la mercantil. El letrado ha acusado al Gobierno autonómico del Pacte del Botànic de "ir a cuchillo" contra su cliente, ya que los gastos enjuiciados (los que no han prescrito) se remontan al 2011.
"No es un cargo político ni ha tenido ningún carnet", agrega. En definitiva, Espinosa hizo un "uso consentido, bendecido y liquidado" de la tarjeta de la empresa. Los gastos pasaron seis filtros, según la defensa, incluyendo la Sindicatura de Cuentas, el organismo autonómico que vela por el buen uso del erario.
La fiscal, por el contrario, recuerda las tres condenas que arrastra el acusado: "No es un caso aislado esta malversación", remata. "Las víctimas del delito cometido por Espinosa somos todos", indicó la representante del Ministerio Público ante el jurado. La fiscal se preguntó si Espinosa "trabajaba en el club de Alfinach donde vivía" e incluso bromeó con la tesis de la defensa según la cual el entonces director de Vaersa trabajaba los siete días de la semana. "Es para darle la medalla al mérito del trabajo", dijo ante la mirada inquieta del acusado.
El letrado de la Abogacía de la Generalitat Valenciana recordó que un alto cargo debe justificar los gastos en comidas (como mínimo con quién se reúne o los temas a tratar) y destacó los gastos detectados por la Intervención que chocan con las tesis de la defensa. Así, el 1 de enero del 2011, día de Año Nuevo, Espinosa cargó gastos en una tienda de esquí de Andorra.
El informe de la Intervención detectó que el exdirector general de Vaersa gastó la tarjeta en restaurantes en 89 ocasiones un sábado o un domingo. "Constituye un acto de lucro personal en perjuicio de la mercantil publica", considera la Abogacía de la Generalitat. El hombre también registró 17 apuntes contables en El Corte Inglés, en un centro veterinario, en Leroy Merlin y en Consum.
Aunque la situación de Espinosa es enormemente delicada, con tres condenas y una petición de seis años de prisión, cuenta con una ventaja y es que la responsabilidad penal por la mayor parte de los gastos irregulares ha prescrito. De hecho, según explicó su abogado, el hermano del acusado ha aportado los 19.000 euros que no se incluyen en el periodo prescrito ("sin que suponga asumir responsabilidad penal alguna", aclaró el letrado).
