Se dice que los españoles reservamos los reconocimientos para el trance de las exequias fúnebres. Puede ser. Por ejemplo, sorprende el escaso aplauso a los servicios del presidente Sánchez frente a la pandemia. Ha sido una lástima que el asesor Redondo fuese laminado antes de poder organizar desde La Moncloa un gran homenaje público al presidente feminista, ecologista y progresista. Ya saben: unas pantallas tochas, el pianista Rhodes, la CEOE en posición de firmes, los ministros arrobados ante el brillo que emana de Mi Persona y algunos líderes del Ibex, forzados a aplaudir ‘so pena’ de ser penalizados en el reparto digital de los fondos. Desde aquí animamos a los nuevos cargos monclovitas a promover el homenaje pendiente:
De entrada, el...
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