Hay que reconocer que la sociedad nos ha exigido ser perfectas o algo parecido, en el momento en que nos convertimos en madres. Por ejemplo: debes ser responsable, amorosa, atender todas las necesidades de tus hijos. Debes tener la fuerza necesaria para hacer tus cosas y todavía tener que llegar a casa y velar por tus seres queridos. Así es como se supone que tendría que ser todo, pero la realidad es que el hecho de ser madres no nos hace seres perfectos o inmortales; sino todo lo contrario. También nos cansamos, también sentimos, también nos enojamos y sí, también se nos suelen olvidar cosas porque pensamos en mucho a la vez. Así que sí, debo reconocer que soy una mamá olvidadiza. Y sé que como yo, hay muchas otras. No te sientas mal, estás haciendo tu chamba lo mejor posible y eso es de aplaudirse.
Varias veces he tenido que mandar recados a la maestra avisando que mis hijos no llevan los cuadernos por culpa mía. Sí, es un hecho que los niños a veces son despistados, pero en mi caso, yo soy más distraída que mis hijos y tengo que aceptarlo para que la culpa no recaiga en ellos. Al ir a la escuela me he dado cuenta que no meto alguno de sus cuadernos porque me pongo a revisarlos y no recuerdo dónde los dejo. Recuerdo que la primera vez que me pasó, mis hijos se angustiaron mucho. Ahora tratan de revisar antes de salir de casa para que si falta algún cuaderno, lo guarden y evite tener que mandar una nota a las maestras.
A veces si me apena un poco ser una mamá olvidadiza, porque mis hijos tienen que estar más atentos para poderme ayudar. Nos ha pasado que cuando vamos a comer algo y falta un ingrediente, decidimos ir a la tienda por ese algo que falta. Les digo “vamos por una salsa y un paquete de…”, pero al llegar a la tienda pasa que se me olvida qué era lo que iba a comprar. Si veo otras cosas que me parezcan antojables, las compro y regresamos a casa. Ya ahí recuerdo lo que olvidé y tengo que regresar a comprarlo.
Al estar en casa, nos vamos dando cuenta de las cosas que hacen falta. Por ejemplo, en la cocina jabón para los trastes, en el baño papel higiénico y así. Cuando me doy cuenta de las cosas que van faltando, voy mencionando lo que hace falta, pero un gran error (o no tanto), es que luego no recuerdo qué es lo que hay que comprar, o peor aún, si lo anoto, no sé dónde dejo las listas que hago. Ya después de mucho tiempo como por arte de magia aparecen las listas.
Cuando tenía un hijo, era más fácil recordar toda la información, pero ya con tres las cosas se vuelven un poco complicadas. Sí, soy una mamá olvidadiza porque a veces no recuerdo las fechas de sus cumpleaños. Nos ha pasado varias veces en la escuela, cuando nos piden sus registros y tengo que estarles preguntando a ellos la fecha de sus nacimientos.
También me ha pasado que por andar a las prisas preparando desayunos, se me olvida ponerles lunch para la escuela. Así que en esos casos he tenido que darles dinero para que puedan comprarse algo a la hora del recreo.
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