Pedro Sánchez ganó la moción de censura a Mariano Rajoy el 1 de junio de 2018. Un mes después, en un día o días indeterminados a lo largo de julio, la residencia oficial de La Mareta, que el presidente del Gobierno y sus amigos utilizan para veranear, fue redecorada mediante el traslado de 37 obras de arte de Patrimonio Nacional. Así consta en una respuesta del Gobierno a preguntas que registró el PP en el Senado después de que ABC desvelara que un gran número de amigos de Pedro Sánchez usaban los palacios de La Mareta, en la isla de Lanzarote, y Las Marismillas (Doñana, Huelva) para su asueto.
Las 37 obras destinadas a La Mareta son 24 cuadros, un cuadro-tapiz y doce grabados. Para su traslado se contrató a una empresa especializada, Sit Spain, que cobró 9.805 euros. El Gobierno sostiene que «estas actuaciones se llevan a cabo a iniciativa propia de Patrimonio Nacional, sin que medie el curso de solicitud por parte de ningún departamento ministerial». Se trata de, afirman, la «movilidad habitual de obras de arte». Patrimonio Nacional depende del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, que encabeza la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. Sánchez y su esposa visitaron La Mareta en las Navidades de ese año, 2018, y repitieron en varios periodos durante 2019 y 2020.
La residencia de La Mareta había sido adecuada, en cuanto a decoración, en el año 2005. No se volvió a tocar en este sentido hasta julio de 2018. ABC intentó ayer que Patrimonio Nacional ampliara la información, pero no hubo respuesta.
Hussein de Jordania
La espectacular casa-palacio tiene categoría de Residencia Real. Obra del arquitecto Fernando Higueras y el artista lanzaroteño César Manrique, fue construida a finales de los 70 del pasado siglo por encargo de Hussein de Jordania, que terminó regalándosela a Juan Carlos I. Éste la cedió a Patrimonio Nacional. Como la Familia Real dejó de usarlo, pasó a estar a disposición del presidente del Gobierno, y fue José Luis Rodríguez Zapatero quien la visitó con más asiduidad (quizá de ahí la decoración de 2005, un año después de la llegada del socialista a La Moncloa).
Visitas privadas
A colación de las informaciones de este diario, el PP también preguntó al Gobierno cuántas personas se alojaron durante las vacaciones de 2020 en el Palacio de Las Marismillas, en el Parque Nacional de Doñana (Huelva), y los gastos que supusieron, tanto en manutención como en traslados y cualesquiera otros.
La respuesta del Gobierno asevera que el presidente pasa sus vacaciones en las residencias oficiales «por motivos de seguridad y logísticos» y que durante esos periodos «se convierte en su domicilio». Es por eso que «la información solicitada incide en su derecho fundamental a la intimidad personal y familiar», motivo por el que el Gobierno se niega a informar, pese a que se trata de residencias oficiales costedas con dinero público. Además, asegura el Gobierno que «no se dispone de una contabilidad de costes individual de los gastos de suminitros».
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el número de visitantes privados y el tiempo que permanecieron, sin dar sus nombres, pero también se negó a responder. El pasado verano, y pese a la pandemia, su gupo de amigos veranearon primero en La Mareta y luego en Las Marismillas, a cargo del contribuyente. Entre ellos estaba Ignacio Carnicero, al que colocó como director general de Arquitectura en el Ministerio de Transportes que dirige José Luis Ábalos, unos meses antes de hacer lo mismo con su esposa, Lorena del Río, nombrada directiva de una empresa pública del Ministerio de Hacienda.
«Fiestas con la pandilla»
María Teresa Ruiz-Siller
o, senadora del PP que presentó las preguntas al Gobierno junto a los también senadores Juan Vázquez y Rubén Moreno, considera que la actitud del presidente del Gobierno es «una desvergüenza». «Con miles de muertos por la pandemia, una crisis económica brutal y pidiendo a los ciudadanos que se muevan lo menos posible, el presidente del Gobierno monta fiestas privadas con su pandilla pagadas por todos los españoles», sostiene la senadora del principal partido de la oposición.
A Ruiz-Sillero le llama la atención que Sánchez «decorara un palacio nada más llegar al cargo» y critica duramente la opacidad del Gobierno: «Los gobernantes democráticos deben rendir cuentas sobre el destino del dinero público, y Pedro Sánchez no lo hace».
