Es, cada vez más, un conflicto recurrente. Un puesto tan específico no tiene margen: o se es el portero titular de la selección, o no se es. Esa es la teoría, al menos, para todos los españoles que no son seleccionadores, porque para el que de verdad decide, la cosa suele cambiar.
En los cinco primeros partidos de Luis Enrique con España el titular fue De Gea. Indiscutible. Arriesgó el asturiano, porque el del United venía de completar un pésimo Mundial de Rusia y sus detractores alzaban la voz más que nunca. En el otro lado estaba Kepa, convertido en el niño bonito tras su aterrizaje en el Chelsea y aportando juventud y desparpajo. Pocos hubieran puesto pegas, pero el nuevo seleccionador quiso cargar de moral a un guardameta necesitado entonces de mucho, muchísimo cariño.
El caso es que el envite salió bien solo al principio, porque cuando las cosas se torcieron De Gea fue de nuevo señalado. Las derrotas consecutivas ante Inglaterra y Croacia, precisamente en la Nations League, mandaron al portero madrileño al banquillo en noviembre de 2018. Kepa le ganaba por primera vez la partida en un amistoso ante Bosnia. Después, durante la etapa de Robert Moreno, Kepa se asentó de forma definitiva. Los partidos importantes fueron siempre para el vasco.
Así las cosas, volvía el morbo por ver qué ocurría en esta nueva etapa. Stuttgart dictó una primera sentencia que no tiene por qué ser definitiva.
En buena forma
Cierto es que las circunstancias mandan. El último encuentro de De Gea fue la semifinal de la Europa League ante el Sevilla, mientras que Kepa permanecía inactivo desde finales de julio. Pero el rendimiento del portero del United dio la razón a Luis Enrique. Un cabezazo picado de Kehrer y un disparo raso de Draxler, que consiguió sacar por puros reflejos, le envalentonaron en la primera mitad. Otro zapatazo de Sané, desde el mismo pico del área, le elevó a su mejor versión. Del gol de Werner, al poco de iniciarse la segunda mitad, poco se le puede achacar. Tapado por Ramos y Gayá apenas pudo ver el disparo cruzado del nuevo delantero del Chelsea. Poco después volvió a lucirse ante el mismo delantero con una palomita fotográfica en una jugada previamente anulada por fuera de juego. Con otro palmetazo con el que salvó un cabezazo del gigantón Sule puso la rubrica a una notable actuación. «Cuando De Gea comete un fallo le buscamos las cosquillas, así que cuando hace un partido así hay que hacerle la ola. Estaría bien que fuera portada de los periódicos y que se dijera: ‘vaya porterazo que tenemos’», le ensalzó Luis Enrique.
El técnico llegó a insinuar que no ha sido hasta la concentración en Las Rozas cuando optó por entregar la titularidad al madrileño: «Cuando llego a la selección tengo una idea establecida que luego casi nunca se cumple, porque me fío más de sensaciones, entrenamientos, de lo que hablo con cada uno...».
De Gea fue de lo mejor que se vio en el césped del Stuttgart Arena. No se percibieron ni el despiste ni las miradas perdidas del pasado Mundial. Al contrario, mandó, gritó y organizó con una contundencia desacostumbrada a una defensa que notó la falta de competición. «Tanto David como Kepa, que están en otra Liga, tienen las espaldas muy anchas», expuso el seleccionador. «Sus fallos se notan más, pero saben cómo afrontarlos».
Del resto, el técnico valoró como positivo el debut de hasta cuatro jugadores: Ferrán Torres, Ansu Fati, Mikel Merino y Óscar Rodríguez. Y se marchó del Stuttgart Arena satisfecho por lo que vislumbró en su equipo: «Claro que hay muchas cosas que mejorar, pero a nivel táctico estoy muy contento. Hemos ido a por el partido desde el inicio. Hemos tenido más ocasiones. Creo que el resultado es justo».
