Le ha pasado a Emiliano García-Page lo que a los Kraftwerk. La banda alemana cambió la letra e invirtió el sentido de «Radioactivity» tras el desastre de Chernobil, gota que colmó el reactor de su complacencia atómica para hacer de esta vieja canción, escrita en 1975, un alegato contra las plantas nucleares. Un mantra-estribillo -«Chernobil, Harrisburg, Sellafield, Hiroshima»- alerta desde entonces del riesgo de catástrofe, con sucesivas actualizaciones geográficas como la que en 2011 introdujo Fukushima en sustitución de Hiroshima. El mensaje permanece, pero la consonancia obliga: como hay distritos madrileños que riman con Sellafield y Chernobil, es cosa de esperar a que el grupo de Düsseldorf regenere su himno atómico con un Castilla-La Mancha Mix. Se le ponen a...
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