El día en que los datos del paro de agosto -dados a conocer ayer y malos como un dolor-, acaban con el espejismo de julio, Pedro Sánchez y Pablo Casado abrían el curso político con un espejismo de encuentro. Nada mejor que un espejismo de ejercicio de Gobierno y de oposición para tratar el espejismo de los Presupuestos Generales del Estado, paso previo y necesario al espejismo de las ayudas de Europa. Y es que ese es el gran problema: España se ha convertido en una gran fantasmagoría donde nada es lo que parece y todo tiene trampa.
Luces, cámara y... ¡acción! Sánchez, con un espejismo de bronceado que en realidad es color zanahoria, hace que se acerca a un Casado...
Ver Más