El equipo de investigadores de la empresa extranjera que desarrolla una de las vacunas más avanzadas en el mundo para combatir el Covid-19 se preparó minutos antes de la reunión que tendrían con representantes mexicanos para tratar el tema. Sería por Zoom.
La extrañeza llegó desde antes, cuando se dieron cuenta que en la lista de los participantes no estaría algún directivo del sector salud. “Normalmente hablamos con gobiernos de Argentina, de Colombia, de otros países y el contacto y explicación de los estudios y avances que tenemos de nuestra vacuna es con el especialista en el ramo, que entiende de medicina, no con un político que no tiene nada que ver con el sector médico”, me cuenta un investigador dentro de una de las empresas que desarrollan unas de las cuatro vacunas más avanzadas, y en la que posiblemente estaría relacionado México.
“Tampoco hay un acuerdo por escrito signado, aunque creo que en su país ya dieron la noticia de que participarían en este proyecto”.
Ese día el equipo inició el encuentro por medio de la aplicación de reuniones virtuales y les sorprendió que quien tenía la interlocución principal fuera el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.
Lo que al equipo extranjero le pareció raro, en México no lo ha sido tanto en los últimos meses.
Desde abril, cuando el presidente designó a Ebrard como coordinador operativo para la estrategia contra el Covid-19, el político originario de la Ciudad de México parece ser la canasta receptora de las buenas noticias para comunicarlas después a los medios de comunicación.
Fuentes cercanas a Presidencia confirman que desde que inició la emergencia sanitaria fue clara la directriz de que sería Marcelo el que daría “a conocer mensajes de esperanza” sobre la pandemia, aunque no fuera experto en salud. Una de las lógicas era que casi todos los insumos y avances médicos vendrían del extranjero, o lo que se produjera con científicos mexicanos podría presumirse, a su vez, hacia fuera. Desde el 30 de marzo pasado él leyó el decreto sobre la emergencia sanitaria –a pesar de no tener nada que ver con su cargo- y el anuncio en vez de ser negativo, resultaría positivo para el sentiment digital que había exigido horas antes en redes sociales quedarse en casa y tomar en serio la pandemia.
Según personajes que estuvieron horas antes de ese anuncio en una reunión, Marcelo fue el encargado de dar coordinación al tema, sobre todo en cuanto a anuncios de “arribo de equipo médico, investigaciones y posibles soluciones”.
Desde entonces se le escuchó dar las buenas noticias en días de tragedia, parte del apuntalamiento como uno de los favoritos del Presidente Andrés Manuel López Orador para la Presidencia. “(...) Nada es más lento que el verdadero nacimiento de un hombre”, escribió Margarite Yourcenar en Memorias de Adriano. Y estos meses de pandemia, que parecen haber sido un año cada uno, a ese ritmo parecieran ir, a favor del ex jefe de gobierno capitalino, a pesar de ya ser conocido como una de las apuestas lógicas, a la par de la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.
Desde el 20 de marzo pasado, cuando aún no anunciaba la Emergencia Sanitaria, Ebrard tuvo los reflectores para anunciar que China apoyaría a México para conseguir 300 ventiladores, con la voz dominante en el anuncio sin que desde entonces, y como ha ocurrido en toda la contingencia, apareciera el secretario de Salud Jorge Alcocer dando esa información.
El 9 de abril, vestido de camisa blanca sin corbata y saco, oscuro, apareció en la mañanera para dar tranquilidad “hay más de 5 mil 200 ventiladores” para tratar a pacientes en cuidados intensivos, anunció, mientras el presidente lo observaba de lejos.
Un día después tuiteó fotografías sobre la llegada de mascarillas gracias a un puente aéreo con Aeroméxico.
Luego, el 13 abril dio a conocer que se llegó a un acuerdo con los hospitales privados para que se sumaran al esfuerzo contra la pandemia de forma voluntaria. En la conferencia mañanera dijo que “la implementación de esta medida permitirá liberar o aportar tres mil 115 camas en los hospitales, en este caso privados, en favor de espacio para los hospitales públicos”.
El 1 de mayo tuiteó para asegurar que la población tendría acceso oportuno al medicamento Redemsivir, de pasar las pruebas de efectividad para pacientes con Covid-19.
Cuatro días después, el 5 de mayo, dio la buena noticia sobre el arribo de un vuelo de Fedex con 211 ventiladores.
El 12 de junio pasado tuvo los reflectores de nuevo para anunciar vía Twitter la llegada del medicamento tocilizumab, con un mensaje alentador. "Muy buena noticia, contaremos ya con ese eficaz medicamento!!!! (sic)"
Y así se pueden enumerar más mensajes del canciller en los que el discurso siempre es de esperanza, buenas noticias, o prometedor.
Algo que tampoco sorprende en un gobierno federal en el que muchos cargos parecen estar desfasados y movidos de lugar, con respecto a su responsable. Algo así como el cuento “La foto salió movida” del escritor Julio Cortázar, en el que “un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del télefono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías”.
Así pareciera este sexenio: un responsable de Seguridad que no tiene mando sobre la seguridad; una secretaria de Gobernación a la que los encargos se le volaron a la oficina de al lado; un secretario de Salud sin hablar de la pandemia en plena pandemia; y un canciller al que al final le recayó lo importante (lo positivo).
La pregunta es si así está movida la foto al principio, cómo terminará al final.
* Periodista de investigación. Coautora de Narco CDMX (2019) editorial Grijalbo; y Los 12 Mexicanos más pobres (2016) editorial Planeta y ganadora de la beca María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia en Nueva York.
