De importante (‘histórico’ según algunos) éxito político y diplomático de Donald Trump han calificado destacados gobernantes occidentales y medios de comunicación el reconocimiento diplomático de Israel por parte de los Emiratos Árabes, a cambio de que el actual Gobierno de Benjamín Netanyahu suspenda la anexión a Israel de parte de la Cisjordania palestina.
Y este acuerdo, negociado en secreto y en el que ha participado el yerno de Trump, Jared Kushner, se ha convertido en la primera gran noticia favorable para la campaña electoral de Trump, donde se esperan más sorpresas en el ámbito nacional e internacional.
Dos meses y medio quedan para las elecciones presidenciales de EEUU del próximo día 3 de noviembre pero, aunque aún la gran mayoría de los sondeos le ofrecen al candidato demócrata Joe Biden la victoria por una mayoría de ocho puntos por delante del republicano Donald Trump, nada está asegurado al día de hoy. Y nadie puede descartar a 75 días de los comicios que el actual presidente logre una remontada y la victoria.
Sobre todo si a la vuelta de las vacaciones del verano el empleo en USA y la economía americana logran recuperarse y en EEUU se anuncia la aparición de una vacuna segura contra el COVID-19 que ampare el gran desastre de la gestión de crisis sanitaria norteamericana. El que, unido a los últimos problemas y enfrentamientos racistas, ha dañado seriamente la convivencia en este país.
El acuerdo de Israel y los Emiratos constituye una derrota flanco radical del Oriente Próximo, que lidera Irán con Siria y Yemen y donde colaboran Rusia y Turquía, milicias radicales iraquíes y las de Hezbolá, y lo que aún queda del ISIS y Al Qaeda.
Y puede que este acuerdo entre Emiratos e Israel (que le viene muy bien a un Netanyahu con serios problemas políticos) sea el inicio de otra serie de reconocimientos de Israel por parte del resto de las naciones árabes del Golfo Pérsico, como Kuwait, Omán, Qatar, Baréin, e incluso Arabia Saudí, país este que a lo mejor es la guinda de la tarta Trump se piensa comer en plena campaña electoral.
En Palestina Mahmud Abbas ha rechazado y condenado la decisión de los Emiratos Árabes pero en Washington esperan que la Autoridad Palestina acabe aceptando esta situación a riesgo de quedar aislados en el Golfo Pérsico. Mientras que en Gran Bretaña, Francia y Alemania (España no ha dicho nada) ven bien este movimiento de fichas en el tablero de Oriente Próximo.
Sobre todo en un tiempo en el que Francia, en apoyo de Grecia, acaba de desplegar fuerzas navales y aviones en el Mediterráneo oriental frente a las presiones que Turquía está llevando a cabo en esas aguas sobre la disputa con Grecia de aguas con yacimientos de gas y petróleo. Lo que, por otra parte, está abriendo una nueva crisis en el interior de la OTAN.
Sin embargo, falta por ver cuál es el impacto de este acuerdo de Israel y Emiratos en la campaña electoral de Trump que, de momento, ha invadido con elogios todos los grandes medios de comunicación americanos.
Y ha reforzado los ataques de Trump contra los demócratas y en especial los que ahora está lanzando contra la candidata a vicepresidenta de Joe Biden, la senadora Kamala Harris (que tiene la fuerza política y personal de la que carece Biden), a la que tildan de izquierdista radical.
Y de la que se ha mofado la asesora de Trump, Jenar Ellis, al comparar su voz con la madre de los televisivos Simpson, Marge Simpson, lo que ha provocado una gran batalla en Twitter y otras redes sociales en las que ha aparecido la propia imagen animada Marge diciendo que ella enseña a sus hijos que ‘no hay que insultar a nadie’.
Pero la descalificación de medios, periodistas y políticos de su oposición es la táctica habitual de un Trump que todavía resiste y que anuncia una dura batalla en la campaña electoral convencido que a pesar de lo que anuncian las encuestas todavía puede ganar.
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