En 1895, el medio millón de moradores de Madrid solo podía informarse a través de los mentideros de la Villa, los pasquines, los bandos municipales…¡y los 32 periódicos diarios que se editaban en la capital!.
No existían boletines de radio, telediarios ni redes sociales, por supuesto. Solo periódicos. Abundantes y variados periódicos, la mayoría vespertinos, para satisfacer el apetito informativo de una población ávida de noticias.
La atomización de cabeceras no impedía que se alcanzara tiradas considerables, y al menos dos periódicos superaban los 35.000 ejemplares diarios de difusión, «La Correspondencia» y «El Imparcial».
Pero el ejercicio del periodismo no era tan apetecible como pudiera suponerse en esas circunstancias. Era una profesión sometida a numerosos riesgos. Por aquel entonces, al margen de la...
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