![](https://static4.abc.es/media/espana/2019/08/19/islas-canarias-incendiovarios1-kzQH--620x349@abc.jpg)
La crisis climática, la orografía, las condiciones atmosféricas y la falta de prevención contra los incendios, han facilitado la propagación del fuego que afecta a la isla de Gran Canaria y dificulta su extinción, y que ha llegado ya al Parque Natural de Tamadaba, declarado Reserva de la Biosfera. Los técnicos consultados este lunes por ABC apuntan que este martes puede llegar a las 7.00 hectáreas quemadas.
Así lo han explicado varios expertos consultados al respecto sobre la dificultades que está presentando el incendio en Valleseco, al norte de la isla de Gran Canaria, y han coincidido en que la seguridad debe primar en las labores de extinción.
Las «condiciones orográficas de Canarias dificultan las labores», ha asegurado el ingeniero técnico forestal y funcionario interino del Cabildo de Gran Canaria, Javier Blanco, quien ha explicado que las islas occidentales comparten «más o menos las mismas características, son muy escarpadas y con mucha vegetación».
Blanco, técnico helitransportador, forma parte de la primera unidad que llegó a la zona del incendio, realizó las primeras fotografías e hizo «la valoración potencial sobre sus dimensiones», que fueron transmitidas a la unidad de coordinación.
Ha explicado que al afectarles a las islas Canarias los vientos alisios, muchas veces hay bruma metida en la zona norte, sobre la cota de mil metros, donde se forma un mar de nubes que dota a la vegetación de mucha humedad.
Juan Picos, decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Galicia: «llevamos 30 años discutiendo»
Pero en «condiciones atmosféricas adversas», con 35-38 grados, de 12-13 % de humedad relativa y vientos racheados adversos de 40-45 kilómetros «que hemos tenido estos días, ese colchón de humedad desaparece y la disponibilidad de combustible es bestial», según el técnico.
«Es que ahora mismo estornudas y se prende», ha asegurado Blanco, quien sostiene que la actuación de los helicópteros Kamov es «más operativa para estas labores en el archipiélago» que mantener una base de hidroaviones que es «económicamente inviable».
El incendio «responde actualmente a la nueva tipología de fuegos muy vinculados al cambio climático y a condiciones atmosféricas extremas, con ola de calor, poca humedad -por debajo de la normal- y viento fuerte», según la portavoz de la organización ecologista WWF, y experta en temas de incendios, Lourdes Hernández.
La orografía de la isla «está provocando que las llamas se propaguen muy rápido, tan rápido que los propios expertos han avisado que el incendio está fuera de capacidad de extinción» y la única forma de actuar es esperar que «las condiciones atmosféricas cambien o que llegue a una zona donde el combustible no arde con tanta facilidad».
A pesar de los «efectivos medios» destinados a la extinción, este tipo de incendios es algo que se ha «empezado a ver relativamente desde hace poco», según Hernández, porque el «primer gran incendio vinculado a la emergencia climática» se vio en 2017 en Portugal y España, que afectó a Galicia, tras la entrada de un huracán que llegó por primera vez al Atlántico oriental.
Ha recordado que la comunidad científica, técnica y expertos «vienen advirtiendo desde hace años de esta situación para fomentar la conservación» y no poner en «riesgo el patrimonio natural y a las personas», algo en lo que coincide el decano del Colegio de Ingenieros de Montes de Galicia y director de la Escuela de Ingeniería Forestal de Pontevedra, Juan Picos.
Porque según Picos, «la mayor parte de expertos coincide en que la crisis climática va a ir agravando gradualmente los problemas que ya hemos tenido en el pasado». Todo indica en que la incidencia y la intensidad con la que se dan los episodios extremos conducen a un «escenario donde vamos a encontrarnos con combustible cada vez más seco, porque proceden de periodos más prolongados de sequía, y eventos donde el viento va a actuar como factor desecante y avivante».
El decano ha manifestado que es necesario «ir eliminado el combustible disponible mediante la interacción humana y la gestión de los territorios», es decir, la agricultura, la ganadería, el aprovechamiento forestal. Pero las medidas para mejorar la gestión del territorio son medidas a medio y largo plazo, que «hay que empezar en algún momento», porque el reto es que «nunca es tarde para empezar», pero «si presidente de la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo contra incendios forestales (Atbrif)», ha concluido.
El presidente de la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo contra incendios forestales (Atbrif), Pablo González, ha explicado que en esta actuación están interviniendo con 34 efectivos y dos medios aéreos del cuerpo. Las BRIF, con diez bases repartidas por toda la geografía nacional -una de ellas en la isla de La Palma-, prestan ayuda en la extinción, pero como en este caso, cuando «adquiere estas magnitudes, ni los medios aéreos ni los terrestres pueden hacer milagros, se convierte en inviable, porque están fuera de la capacidad de extinción y no se puede exponer la vida de las personas en esas labores».
Las BRIF, dependientes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa), son un medio de refuerzo en los grandes incendios forestales (GIF) y "permanecen en el lugar hasta que no haya ninguna llama ni posibilidad de reactivación", según González. EFE