EI Valencia Basket paseó ayer su cuarta Eurocup por toda la ciudad, teñida de ‘taronja’ para la ocasión. Tras la fiesta que se vivió en La Fonteta el lunes después de derrotar al Alba Berlín en el partido decisivo, las celebraciones se trasladaron a la Basílica de la Mare de Déu, al Palacio de la Generalitat y al Ayuntamiento, donde se concentró la mayoría de aficionados. Pero todo arrancó en el templo del Valencia Basket. En La Fonteta, San Emeterio y Labeyrie encendieron la mecha de una traca que dio luz verde al baño de masas que más tarde se dieron todos los jugadores. “Sois la mejor afición de Europa”, gritó la plantilla como muestra de gratitud a sus fieles.
Desde los balcones del Palacio y del Consistorio, se vivió la gran fiesta. Cánticos y bufandas al viento acompañaron a los jugadores durante sus parlamentos. Rafa Martínez, su capitán, fue uno de los más aclamados. Sus lágrimas, después de no jugar la final por decisión técnica, jamás serán olvidadas por una afición que quiso arropar a su eterno capitán.
Saltos, una banda de música y los decibelios por las nubes hicieron vibrar a una hinchada que se siente poderosa en Europa después de su póker de títulos y tras conseguir un billete para la próxima edición de la Euroliga, otro de los grandes premios que deja esta Copa.
San Emeterio y Will Thomas, el MVP de la final, también fueron de los más aclamados. Pero el Valencia Basket quiere más y desde el balcón del Ayuntamiento citó a sus aficionados para regresar en junio, con otro título bajo el brazo. “En junio nos volvemos a ver aquí”, afirmó San Emeterio, interrumpido mil veces. La plantilla no fue la única que piensa en repetir visita. Juan Roig fue más allá. “Vamos a hacer todo el esfuerzo posible para volver con la Liga en junio y en un futuro con la Euroliga”, dijo el mecenas del Valencia Basket.
En la Basílica, la plantilla ofreció el título a la Patrona. Luego, en el Palacio de la Generalitat fueron recibidos por el presidente Ximo Puig y por Mónica Oltra, vicepresidenta del Consell. En el Ayuntamiento, Joan Ribó, el alcalde de la ciudad, hizo de anfitrión. Después de tres horas de fiesta, todo terminó con una cena. Bien merecida tras esta Copa.
