Osasuna golea a los rojiblancos (1-4) en el último partido del equipo de Simeone en su estadio este curso
El Atlético de Madrid ha sostenido una temporada mediocre en unos excepcionales números en su estadio. El Metropolitano, donde sólo han ganado el Barcelona en Liga y el Athletic en la Copa, ha sido decisivo para que el Atlético regrese la próxima temporada a la Liga de Campeones. El mínimo exigible para el tercer presupuesto de la Liga española, para un club que no sabe qué hacer con un futbolista que le costó 127 millones de euros, como Joao Félix.
Pero el Atlético llegaba a la penúltima jornada con el trabajo hecho, con la clasificación para la Liga de Campeones asegurada y sin ningún objetivo más, sin posibilidad de clasificarse para la Supercopa de la próxima temporada.
También Osasuna llegaba sin nada que ganar más allá del orgullo de llevarse una victoria del Metropolitano. Y lo hizo a lo grande, con una goleada escandalosa que hizo pequeño al Atlético (1-4) y que hizo que su afición lo pitara durante algunos momentos del partido. No era para menos. Partido desastroso para una temporada muy mejorable.
Osasuna se adelantó con un gol de Raúl García y el Atlético no fue capaz de reaccionar más allá de un disparo al poste de Samu Lino que igualó Aimar Oroz minutos después. Y con ese 0-1 inquietante pero remontable se llegó al descanso. Simeone reaccionó metiendo a Morata por Correa en el comienzo de la segunda mitad y esa fue la única buena noticia para los rojiblancos porque el capitán de la selección española volvió a marcar mucho tiempo después: Empujó una pelota que le puso Lino en el área pequeña y dio un poco de esperanza al Atlético y a su afición, aunque para entonces ya había marcado Aimar el segundo de Osasuna.
Desde ahí todo fue a peor para el Atlético, que volvió a encontrarse con un gol de Raúl García que alejaba la posibilidad del empate y que condenaba al Atlético a la cuarta plaza. Presumían los rojiblancos de que nunca habían quedado por detrás de un equipo con presupuesto inferior desde que lo dirige Simeone, pero este año se ha visto superado por el Girona y goleado por Osasuna en el último partido en su estadio.
El gol de Lucas Torró, el cuarto, sólo sirvió para aumentar un poco la alegría de Osasuna, que ya era feliz, y para confirmar el desastre en la despedida del Atlético de su estadio esta temporada. Y podía haber sido peor si Oblak no hubiera estado acertado en la portería. Una historia conocida.
