El espectacular y motivador discurso de
Al Pacino en la película ‘Un domingo cualquiera’ podía resumirse en una frase: “Jugada a jugada”. Así se ganan finales, partidos, carreras. Así se juega el deporte de elite. Sin ceder nada, con emoción hasta el final, máximo esfuerzo en cada segundo, “pulgada a pulgada”. Vuelta a vuelta como hizo
Carlos Sainz al vencer en el GP de Australia, dos semanas después de operarse de apendicitis, haciendo un esfuerzo increíble de recuperación física y desplazando a
Leclerc, su compañero y rival en Ferrari. Sainz, un piloto extraordinario, con menos marketing interno que el monegasco, pero con un gran talento, fue el único que se impuso a
Verstappen, que no acabó la carrera. Sus registros hubieran derrotado igualmente al crack neerlandés si no se hubiera retirado. Suena injusto que Ferrari le haya quitado el sitio para poner a
Hamilton la próxima temporada, pero Sainz con trabajo, esfuerzo y humildad está demostrando su real valía.
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