En un gran campeonato, el duelo ante Georgia no pasaría de ser un trámite para España, pero estas ventanas de clasificación en las que se iguala el talento ante la ausencia de las estrellas NBA y de la Euroliga son una trampa. De hecho, hasta que se confirmó la baja de Shengelia, poco antes del inicio, eran los del este los que aparecían como favoritos para el duelo. Palabras mayores cuando enfrente estaba la campeona de Europa.
Solo Colom podía presumir de haber estado presente en aquella gesta, reflejo el capitán de que haciéndolo bien en estos encuentros se puede llegar a los grandes torneos. En sus manos arrancó el encuentro, al que España decidió meterle una marcha más para fatigar cuanto antes a Shermadini y McFadden. Las dos estrellas del rival asumieron el protagonismo en el inicio, pero se fueron apagando con el paso de los minutos y eso le dio a España sus primeras ventajas.
Un parcial de 22-2 a medio camino entre el primer y el segundo cuarto disparó a la selección (38-19, min. 17) y sentó las bases de la victoria.
Un triunfo coral en el que todos acapararon su cuota de protagonismo. Jaime Fernández, rejuvenecido de rojo, se olvidó de sus problemas en el Unicaja y brilló como acostumbra cuando juega en la selección. Sus siete puntos casi consecutivos dieron inicio a ese festival que se cimentó en una defensa pegajosa.
Con McFadden bien vigilado y Shermadini boqueando tras el primer cuarto, la selección se disparó gracias a las rotaciones. Díaz, Guerra, Sima, Parra... todos entraban y cumplían el plan establecido por Scariolo, que disfrutaba desde la banda a pesar de algún desliz fruto de la precipitación. Fallos asumibles dentro de la buena actuación general, que llevó al equipo a amasar una ventaja de 16 puntos al descanso (47-31).
Apenas habían descansado hasta ese momento Shermadini, McFadden y Burjanadze cuyos rostros camino del vestuario eran un poema. Los había exprimido Zouros, consciente de que era su única opción para tratar de llevarse la victoria.
Ellos fueron los que intentaron buscar una remontada milagrosa que se quedó en eso, en un intento. No se dejó sorprender España, alejada de los vaivenes habituales de este tipo de partidos. Se va notando la mano de Scariolo y también la veteranía de muchos de los integrantes del equipo. Uno de ellos, Jaime Fernández, volvió a ser protagonista en la reanudación, sofocando con sus triples (13 puntos) la tímida reacción georgiana (64-41, min. 30).
Sirvió el último cuarto como reivindicación de López-Aróstegui, cuya presencia en los Juegos fue testimonial, pero que está llamado a ser importante en el futuro cercano del equipo nacional. También Sima, que en su estreno con la absoluta ha dejado impresionado al cuerpo técnico. Con ambos en pista, la selección se estiró hasta sacarle los colores a una Georgia que había llegado a Jaén como favorita y que se fue deshecha dejando a España como líder única del grupo.
