ómo se sube al castillo de Santa Bárbara? En el coche de San Fernando, un poquito a pie y el otro andando. La respuesta, del imaginario de mi infancia, vale para explicar el escenario de estos últimos días en los que miles de cruceristas se han encontrado con que no hay otra manera de visitar el mayor icono patrimonial y turístico de la ciudad de Alicante, y uno de los principales de la provincia. El Ayuntamiento se enreda, día tras día, mes tras mes, en la puesta en marcha de una servicio de lanzaderas mientras mantiene cerrado el ascensor del Benacantil con la excusa del covid, pese a que, afortunadamente, hasta el ocio nocturno va recuperando la normalidad. Esta misma respuesta la recuerdo de pequeño en boca de mis padres cuando el coche se quedaba en casa un sábado por la tarde y se imponía el paseo, pero también cada vez que se habla, no importa en qué década, de unos ascensores que más tiempo están fuera de servicio que funcionando. Caminar por supuesto que es saludable señor concejal Antonio Manresa, pero que el Ayuntamiento siga fallando de esta manera a la hora de planificar turísticamente la ciudad es vergonzoso. Legislatura tras legislatura, todo pasa sin que cristalice nada que no sea impulsado por la iniciativa privada. Y un mandato más, esta vez con la coartada el covid, me temo que el balance final sea, una vez más, cero.