Es lógico pensar que a lo largo de su vida un habitante de Madrid haya visitado más veces Segovia o Toledo que Tokio o Sídney. La intuición nos dice que la distancia es un factor clave en la frecuencia con la que viajamos a un lugar concreto. Parece algo bastante obvio. Sin embargo, hasta ahora nadie lo había comprobado empíricamente. Un equipo internacional de investigadores lo ha hecho siguiendo los datos de los teléfonos móviles de más de 4 millones de personas de ciudades de cuatro continentes y ha descubierto un patrón de comportamiento universal en la forma en la que viajamos. Esta nueva ley confirma el sentido común: una relación inversa entre la distancia y la frecuencia de los...
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