Ahora ha llegado al punto en que una elección en el Reino Unido sin acusaciones de interferencia extranjera no sería una elección adecuada. Esta vez no se acusa a Rusia de intentar influir en los votantes, es a Irán, con las elecciones en cuestión, las próximas elecciones escocesas del 6 de mayo. Esta elección en […]
La interferencia real en los asuntos de Escocia emana del Reino Unido, no de Irán
Esta elección en particular, que determinará la composición política del Parlamento escocés descentralizado en Edimburgo, es fácilmente la más importante desde que se estableció el Parlamento escocés en 1999. Porque si, como se esperaba, la actual Primera Ministra escocesa Nicola Sturgeon es reelegida en un mandato sólido, y el partido independentista que ella dirige, el Partido Nacional Escocés (SNP), logra una mayoría absoluta, entonces la perspectiva de la disolución del Reino Unido se acerca un paso crucial.
Ésta es la razón por la que la clase política británica está tan nerviosa. Y esto es lo que está en la raíz de las afirmaciones de los intentos de Teherán de influir en el resultado.
En un artículo que apareció en el periódico The Times — ‘La interferencia de Irán en las elecciones escocesas causando serias preocupaciones’ — se alega que ‘los especialistas cibernéticos que actúan por Teherán han apuntado a los votantes en Twitter y Facebook creando cuentas y grupos independentistas falsos, según investigación de la Sociedad Henry Jackson (HJS). ‘
También se afirma en el mismo «informe» que esta actividad se está llevando a cabo a distancia del gobierno iraní para permitir que los líderes de Teherán nieguen su responsabilidad.
Lo primero es lo primero, tomemos un momento para comprender la Sociedad Henry Jackson (HJS). Esta organización es menos un thinktank y más un pantano en el que reside el fanatismo. Hogar de los imperialistas, ideólogos y reaccionarios más extremistas en cualquier parte de Occidente, estamos hablando de personas que están decididas a hacer del mundo, según Tácito, un desierto en nombre de la hegemonía occidental y llamarlo paz, y lo que es más, están dispuestos a hacerlo. luchar hasta la última gota de sangre ajena para hacerlo.
Diariamente, el HJS arroja una avalancha de propaganda pro-occidental, defendiendo lo indefendible como la destrucción de Irak, la innoble alianza de Gran Bretaña con Arabia Saudita, el cambio de régimen en Siria, mientras que es un elemento clave del lobby del apartheid en el Reino Unido, cuyo Su función es apoyar el despojo y la opresión del pueblo palestino y demonizar a cualquiera, como el exlíder del Partido Laborista Jeremy Corbyn, que se atreve a expresar su apoyo a los derechos humanos palestinos.
El descaro que implica que alguien en el Reino Unido acuse a Irán de interferir en sus asuntos internos está literalmente fuera de escala, dado el maligno legado de Londres cuando se trata de interferir en los asuntos internos de Irán y la mayoría de los países del Medio Oriente y más allá.
Específicamente, cuando se trata de Irán, el ejemplo más evidente de interferencia británica fue su papel en el golpe de 1953 que logró derrocar al entonces primer ministro del país, Mohammad Mossadegh. Mossadegh, según su mandato democrático del pueblo iraní, tuvo la temeridad de creer que el petróleo iraní debería pertenecer por derecho a Irán y ser utilizado al servicio del pueblo iraní.
Los británicos y su socio estadounidense en este crimen creyeron lo contrario, y pusieron en marcha las décadas de gobierno del país por el brutal tirano Mohammad Reza Pahlavi.
Desde la revolución iraní de 1979, que logró derrocar a Pahlavi de su trono británico y apoyado por Occidente, Londres, junto con sus aliados regionales, ha trabajado para socavar la soberanía e independencia de Irán. Bajo Thatcher, por ejemplo, el gobierno del Reino Unido suministró en secreto armas a Saddam Hussein durante la guerra Irán-Irak. Esto es a pesar de su posición oficial de neutralidad y a pesar de firmar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en contra de hacer algo para escalar y ampliar el conflicto.
En lo que respecta a los medios de comunicación, el Servicio Mundial de la BBC, financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido, emite en varios idiomas, incluido el persa, proporcionando una plataforma para los disidentes iraníes, incluidos los individuos que las autoridades iraníes consideran terroristas.
El punto más amplio es que en esta era de medios globales, redes sociales e Internet, el dominio de la narrativa por parte de Occidente está siendo desafiado como nunca antes. Como resultado de este choque de ideas, no la democracia, sino la hegemonía está amenazada, lo que a los ojos de cualquier persona que piense correctamente solo puede ser algo bueno.
No es así a los ojos de los habitantes del HJS, por supuesto, pero luego dije gente «pensante correctamente».
Los votantes en Escocia no son idiotas. No son drones irreflexivos cuyas opiniones políticas pueden ser moldeadas por memes o publicaciones en Twitter y Facebook. El aumento del apoyo a la independencia de Escocia tiene poco o nada que ver con Irán o Rusia, tiene mucho que ver con un establecimiento conservador que siempre ha considerado a Escocia menos como una nación socia en el Reino Unido y más como una provincia del norte del Reino Unido.
Guerras ilegales, austeridad, pobreza creciente, desigualdad, falta de vivienda, bancos de alimentos, Brexit, un estado apuntalado por instituciones semifeudales arcaicas, estos son los motores de la independencia en Escocia, no en Irán ni en ningún otro país.
Tal como están las cosas, la única influencia maligna en Escocia es un establecimiento conservador que la mayoría de los escoceses han considerado durante mucho tiempo una presencia alienígena. Como tal, la independencia no puede llegar lo suficientemente pronto.
Esto promete reflejarse en los resultados de las próximas elecciones escocesas del 6 de mayo.
John Wight es un autor y comentarista político afincado en Escocia.
La interferencia real en los asuntos de Escocia emana del Reino Unido, no de Irán
