La lectura del tercer Isaías sonaba rotunda en la voz del diácono ante el altar del jubileo de la Catedral en la que, presumiblemente, fuera la última misa crismal presidida por monseñor Asenjo en sus casi 24 años (el próximo 20 de abril los cumple) de episcopado: «Me ha enviado para dar la buena noticia [...]; para proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza de nuestro Dios, para consolar a los afligidos, para dar a los afligidos de Sión una diadema en lugar de cenizas, perfume de fiesta en lugar de duelo, un vestido de alabanza en lugar de un espíritu abatido».
Ocurría cada siete anualidades: al séptimo, se dejaba descansar la tierra y se ponían...
Ver Más