Hace unos días escuché en un programa de radio, que daba información sobre las protestas en Estados Unidos, un comentario muy puntual acerca de que la brutalidad policiaca no solo se presenta en el vecino país, sino también en el estado de Jalisco México, donde un joven albañil, detenido supuestamente por no portar cubre bocas, resultó muerto por agresiones de policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos.
El caso del albañil Giovanni López, ocurrido entre el 4 y 5 de mayo, había pasado desapercibido hasta que se hizo viral un video sobre el caso, difundido en el marco de las movilizaciones por el asesinato del afroamericano George Floyd.
Esto último, sucedido el 25 de mayo en Minneapolis, ha dado lugar a doce días de protestas en Estados Unidos y en el mundo contra el racismo y la violencia policiaca.
Se han presentado no solo en Los Ángeles, Nueva York, Filadelfia o Washington, sino en ciudades europeas como París, Londres y Berlín, además de Tokio y Seúl en Asia o Sidney y Melbourne en Australia, entre muchas más.
Las manifestaciones antirracistas han tenido el lema Black LivesMatter (Las Vidas Negras Importan) tomado del movimiento del mismo nombre, que surgió el año 2013 por la liberación de un policía blanco responsable de la muerte de otro joven afroamericano y que fue tomando fuerza por repetirse hechos similares contra esa comunidad de estadounidenses, que viene luchando contra la brutalidad de los métodos policiales, por la defensa de sus derechos humanos básicos y su dignidad.
El caso Floyd tuvo también repercusiones al interior del gabinete de Donald Trump: el Jefe del Pentágono se negó a utilizar al ejército para reprimir las movilizaciones.
A esa decisión se sumaron, entre otros militares destacados, el ex Secretario de la Defensa quien además acusó al presidente de abuso de poder y de violar la Constitución.
No es cosa menor este hecho, al que se puede agregar el desafío de la alcaldesa de Washington al cambiar el nombre de la Calle 16 de esa ciudad, en el tramo que desemboca en la Casa Blanca, para ponerle Black LivesMatter. ¡Y lo que falta frente a las elecciones presidenciales!
Por último, en el ámbito internacional, la profundización de la disputa China-Estados Unidos, toma ahora la muerte de Floyd como un nuevo pretexto para cuestionamientos mutuos, y en México viene a poner en evidencia otra disputa, la que el gobernador de Jalisco, en su afán protagónico, pretende con el Presidente de la República a raíz del símil del caso Giovanni López con lo que ocurre en el país norteño.
Hasta aquí estos apuntes sobre el efecto Floyd que aún no termina.