El caudillaje de Iglesias en Podemos es ya un asunto menor, pero no por ello irrelevante. Se trata de tenerlo todo bien atado para que nada distraiga de la tarea principal. Iglesias ha demostrado su poder en el binomio que forma con Sánchez. Se mueve con la voracidad de una termita. El vicepresidente del Gobierno ha renovado mandato al frente de su partido haciendo un trámite del proceso interno. Tanto Iglesias como Irene Montero, su número dos, se reparten el poder como si se tratara de un asunto personal, colocando en el núcleo duro a los asesores más cercanos en el Gobierno, para que no haya dudas ni errores. La argamasa del poder tapa mejor las grietas.
Sin temor ni...
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