China ha negociado esta semana un acuerdo entre facciones palestinas rivales y ha recibido al ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, en un momento en que aumenta la presión sobre el país para que negocie el fin de la cruenta guerra.
Aunque no está claro si el acuerdo entre Hamás y Fatah tendrá éxito dado que otros han fracasado, y hay poco progreso concreto hacia la paz en Ucrania, China salió victoriosa y consolidó aún más su papel como fuerza diplomática —y no sólo como potencia económica— en el escenario global.
Mientras Beijing y Washington compiten por su influencia en todo el mundo, China desempeña cada vez más un papel que antes había sido dominio de potencias mundiales como Estados Unidos y Rusia. Este mes, los países occidentales calificaron de preocupantes algunas de las actividades de China y etiquetaron a Beijing de alborotadora. Pero los acontecimientos de esta semana —y el acuerdo negociado por China el año pasado para restablecer las relaciones entre Irán y Arabia Saudí— muestran que los actores internacionales buscan ahora la ayuda de Beijing, un reconocimiento de que es una potencia diplomática que debe ser tomada en cuenta.
“China se ofrece ahora como mediadora en el escenario global y los países están respondiendo”, dijo Carla Freeman, experta sénior sobre China en el United States Institute of Peace (Instituto de Paz de Estados Unidos), una institución federal no partidista encargada de promover la resolución y prevención de conflictos en todo el mundo. “Es un reconocimiento —muy buscado por Beijing— de que China tiene influencia internacional y podría desempeñar un papel para mejorar los resultados de un proceso diplomático”.
El martes, las facciones palestinas Hamas y Fatah acordaron en principio formar gobierno. Se trata del intento más...