La temporada 2024 será recordada como una de las más oscuras en la historia del Club Sport Emelec. La segunda etapa de la LigaPro terminó con el equipo eléctrico en el último lugar de la tabla, acumulando solo 9 puntos tras una sanción de la FEF por incumplimientos económicos. El Bombillo vivió una pesadilla deportiva e institucional que dejó frustrada a su hinchada y preocupada a su dirigencia.
Con un balance de 3 victorias, 3 empates y 9 derrotas, Emelec cerró la segunda etapa con un rendimiento del 26.7%, el más bajo en su historia reciente. Este registro incluso superó la mala campaña de 2007, cuando el equipo obtuvo un 36.84% de efectividad.
La derrota final ante Libertad FC por 2-1 expuso nuevamente las carencias de un equipo incapaz de encontrar un rumbo tanto dentro como fuera del campo.
Emelec no terminaba último en una etapa desde 2007. Sin embargo, lo más alarmante no es solo la posición en la tabla, sino el descenso en la calidad de su gestión deportiva y administrativa, factores que complican aún más la recuperación del club.
La salida de jugadores clave como Aníbal Leguizamón y las lesiones de Pedro Ortiz y Luis Fernando León afectaron gravemente el rendimiento del equipo. Además, la sanción de FIFA que impidió fichajes obligó a Leonel Álvarez a recurrir a juveniles como Elkin Muñoz y Diogo Bagüí, quienes, aunque prometedores, no pudieron cargar con la presión.
Por otro lado, la falta de gol y los errores defensivos fueron una constante en la segunda etapa, dejando en evidencia un plantel limitado y desmotivado.
La renuncia de José Pileggi como presidente y los conflictos internos del directorio agravaron la situación. Los impagos a jugadores y cuerpo técnico generaron protestas y entrenamientos suspendidos, afectando aún más el desempeño deportivo. Además, la falta de un proyecto claro en las divisiones formativas es un problema a largo plazo que impide al club encontrar soluciones desde sus raíces.
Wilson Carabalí, bicampeón con Emelec, calificó la situación como “una crónica de una muerte anunciada” y criticó la falta de un proyecto serio. Por su parte, Carlos D’Steffano fue más duro, señalando que la directiva carece de liderazgo para manejar la grandeza del club.
La continuidad de Leonel Álvarez como técnico está en duda, y la sanción de FIFA que prohíbe fichajes complica aún más el panorama. El directorio actual decidió no adelantar elecciones, lo que deja la responsabilidad de salvar al club en manos de César Avilés y su equipo.
Emelec cierra el 2024 con una lección clara: sin una reestructuración profunda en todos los niveles, el club seguirá sumido en la mediocridad. La hinchada, fiel a pesar de todo, merece un proyecto que honre la rica historia del Bombillo. El 2025 será decisivo para definir el futuro de una de las instituciones más grandes del fútbol ecuatoriano.
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