Carlos Alcaraz sonríe y eso es sinónimo de que se está divirtiendo, lo que significa que los rivales tienen un problema. Daniil Medvedev ofreció una resistencia tremenda contra el español, sobre todo en el primer set, pero terminó sucumbiendo a sus diabluras. Se impuso el murciano en las semifinales del ATP 500 de Pekín por 7-5 y 6-3 y ya espera a Jannik Sinner, el número uno del mundo, o al local Bu (juegan a las 13:00 horas) para pelear por el título en la capital de China.
Necesitó tres breaks Carlos para sentenciar un primer set espectacular. Las dos primeras veces que logró la rotura, encontró la respuesta rápida de Medvedev. En la primera, por cierto, el español volvió a quejarse de lo rápido que empieza a contar el tiempo para el saque al acabar los puntos. Le pidió al juez de silla, el carismático Mohamed Lahyani, si podía ralentizarlo un poco después de los puntos largos, como acababa de suceder. Porque con ese 3-2 se vivió esto:
Carlos se llevó uno de los puntos del partido y se puso 30-15, pero empezó a molestarse por lo del tiempo y a acumular errores desde ahí para ceder su ventaja. La queja no fue, en cualquier caso, tan seria como en la ronda anterior ante Khachanov.
Alcaraz sacó todo su arsenal contra uno de los mejores tenistas del mundo. Está restando impresionante el español toda la semana y contra Medvedev en concreto las dejadas le funcionan todavía mejor que contra otros. El ruso suele jugar muy atrás en la pista y sufre contra ese tiro sutil de Carlos. Hubo varios puntos en los que juguetearon con carreras adelante a defender las dejadas y después para atrás. El público se lo pasó en grande. Esta vez Daniil intentó cambiar, pegarse a ratos a la línea y ser más directo, y jugar dos metros por detrás más conservador otras veces... Pero Alcaraz le acababa encontrando soluciones siempre.
En el segundo set, el murciano confirmó a la primera la rotura y ya voló hasta la victoria ante un Medvedev que incluso tuvo problemas físicos y fue tratado en el abductor de la pierna izquierda. Carlos está sintiendo la pelota de maravilla y no sólo hace daño con la derecha, también el revés cruzado lo suelta sin cortarse, lo que le permite irse después a la red para cerrar los puntos. Al acabar el encuentro, se vivió una imagen curiosa, con los dos jugadores bromeando después de saludarse, lo que demuestra la buena sintonía que tienen.
Está siendo un torneo con muchas noticias positivas para el español, que se ha reencontrado con su juego y que parece preparado para afrontar este apasionante final de curso, en el que le queda la final de mañana en la capital de China, el Masters 1.000 de Shanghái, la exhibición en Arabia Six Kings, París-Bercy, el torneo de Maestros y las Finales de la Copa Davis.
