España comenzó la defensa del título de la Nations League con un empate en el que mostró el clásico atasco del campeón, aunque más que falta de actitud lo que tuvo fue falta de contundencia. Era el primer partido después del brillante triunfo en la Eurocopa y los comienzos suelen costar. Serbia "vendió" el encuentro como que era imposible para ellos, pero la realidad es que en la Euro, aunque no pasó de la primera fase, fue un equipo con una defensa difícil de superar y sólo perdió un partido (empató dos y, eso sí, no ganó ninguno) por la mínima contra Inglaterra. La Roja trató de desmontar ese entramado, pero le faltó inspiración en los metros finales para conseguirlo y se marcha con un punto. La competición da margen, porque se clasifican dos del grupo para los cuartos de final.
El respeto que se ha ganado la selección de De la Fuente se demostró en algunas situaciones en las que Serbia celebraba las acciones defensivas casi como si fueran goles. A España, de todas formas, le costó tomar el mando del encuentro. En los primeros diez minutos sufrió un par de sustos. El dominio fue llegando poco a poco, para dibujar un encuentro más esperado, con un conjunto, España, que marcaba todo el rato el ritmo y otro que esperaba agazapado su momento para salir rápido en busca de los espacios. Y ese momento le llegó de verdad cuando Jovic se quedó solo delante de Raya, y mandó fuera una oportunidad inmejorable. Incluso pareció que el portero español se tiró antes de tiempo hacia su izquierda, era casi cuestión de chutar al otro lado de forma relajada, pero lo hizo demasiado esquinado.
Fue la mejor ocasión del primer tiempo. España, por su parte, llegaba muy bien a la frontal del área, pero no podía pasar de ahí con claridad. La maraña de piernas cerca de la portería serbia era tremenda. La única vez que estuvo más liberado Ayoze, el «9» elegido por De la Fuente, pudo tirar, pero se encontró con la parada de Rajkovic sin problemas.
En la segunda mitad el abuso fue mayor. Serbia se metió atrás, demasiado atrás incluso para el gusto de su entrenador, Stojkovic, que pedía un poco más de presencia ofensiva a los suyos, pero esta vez no lo conseguían. No pudieron ser tan animosos, y las dos veces que lograron correr, se encontraron con un repliegue extraordinario de los españoles, señal de que estaban metidos en el partido. Pero en la zona de ataque la selección llegó incluso a la desesperación. La Roja estuvo más iluminada por los costados y las combinaciones conseguían dejar a Olmo o Fabián en zona de disparo, pero siempre había un jugador rival, un cuerpo, una pierna, en el que rebotara la pelota. Se montaron varios barullos a escasos metros de la portería, pero los jugadores serbios acudían como alimañas y ganaban todas las batallas.
Los centros por las bandas tenían un destino similar. En el balón parado sí estuvo cerca el gol. Primero en una acción ensayada, con pase de Lamine que Carvajal mandó alto en una posición muy complicada. Después, con el lanzamiento directo de Grimaldo y el posterior remate de Lamine Yamal, que se marchó muy cerca del poste. Esta vez De la Fuente sí juntó un rato a Pedri y Olmo... Pero sólo cinco minutos. Entendió que para el arreón final el partido estaba más en que los centros desde las bandas encontraran un rematador. Para eso salió Joselu, que con apenas segundos sobre el césped ya cabeceó una. También salió Ferran Torres, un futbolista que tiene más gol que Nico Williams, aunque apenas tuvo participación.
Los últimos minutos se vivieron casi como un encuentro de waterpolo. Serbia incluso regaló las bandas para proteger su portería, y lo hizo de maravilla para llevarse un empate que era un tesoro. España no encontró la llave para abrir la puerta.
