Fue allá por 1990 cuando pisé por vez primera este monte. La razón, participar en la captura selectiva de ciervos y gamos invitado por el que lo dirigía, por cierto de forma ejemplar, mi compañero de profesión, el ingeniero de montes Diodoro González Ríos. Lo pisé con gran ilusión, no solo por la caza en sí sino por sus historias, por su situación en el corazón de la majestuosa Sierra Morena , por ser y haber sido centro de visita por parte de altas personalidades de la política española ora como lugar de caza, ora como albergue de reposo vacacional. Enclaves de la antigua finca de Lugar Nuevo, situada a 23 kilómetros de la ciudad jienense de Andújar , ya son citados por Pedro Morales Prieto en su delicioso libro que versa sobre las monterías en Sierra Morena a mediados del siglo XIX. Así, parajes como Buenasyerbas, Valcabero y Valdelmedio, entre otros, aparecen en la narrativa como zonas en las que «se disponen las escopetas para esperar a las reses batidas por los podenqueros». Pasado el tiempo, a mediados del siglo XX, el Monte de Lugar Nuevo, tal como se conoce hoy, fue el resultado de la agrupación de varias fincas (entre ellas Valdelipe, Encinarejo, Las Bogas, La Centenera) con una superficie total de unas 9.500 hectáreas, todas adquiri- das por el entonces llamado Patrimonio Forestal del Estado . Actualmente está administrado por el Organismo Autónomo Parques Nacionales. Su paisaje es realmente atractivo. Las zonas de pinares se alternan con aquellas otras en las que reinan esplendorosas encinas y altivos lentiscos, sin olvidar coscojas, acebuches y extensos matorrales de cistáceas y labiadas. Y a todo esto se le suma, por un lado, el cauce del montero río Jándula que, tal como apunta Jesús Tornero Gómez, es el más notable de Lugar, «lo que atrae con más fuerza y persistencia la atención, la extensa y tortuosa ribera en la que aparece una gran variedad de cuadros a cuál de ellos más atractivo y pintoresco revestidos siempre de la amenidad que proporcionan las aguas corrientes entre frondosas arboledas, fresnos, alisos, olmos, chopos...»; y, por otro lado, la impresionante figura en el dominante Cerro del Cabezo del famoso santuario Virgen de la Cabeza , fantástico lugar de peregrinación. No menos atractiva es su fauna . Entre las aves destacan el águila imperial ibérica y la real. Entre los mamíferos, ciervos, gamos, jabalíes y muflones, a los que se les suman meloncillos, jinetas, gatos monteses, tejones y zorros, además de un buen grupo de linces ibéricos que sobrevive sin problemas gracias a los planes de recuperación magistralmente diseñados por el licenciado en Ciencias Biológicas Javier Nicolás Guzmán y la licenciada en Veterinaria Elena Narváez, y supervisados por los ingenieros de montes a cargo, Javier MoroValverde y Francisco Chinchilla Mondéjar. En este laboratorio de la naturaleza desarrollé mi relación como profesor e investigador, junto con mi colega el ingeniero agrónomo Luis Castresana Estrada, llevando a efecto múltiples trabajos durante un dilatado período de tiempo, desde los relacionados con la catalogación de los insectos, aves, anfibios y reptiles que habitaban en él, hasta aquellos que pretendían dilucidar las enfermedades de origen vírico, bacteriológico y entomológico de los cérvidos y suidos que campaban por sus extensos parajes. Ello nos permitió constatar la valía profesional de guardas y personal adjunto, como en este último caso la del entrañable y ya desaparecido de este mundo Pedro Cortijo Mondéjar , conductor con una experiencia de campo y una oratoria de corte estoico dignas de admiración. En definitiva, el interés y el cariño que sentí y siento por este singular monte me permite expresar el deseo y la esperanza de que su futuro sea tan limpio y modélico como lo fue en tiempos pasados y como lo es en el presente.