Kylian Mbappé exige a su antiguo club, el Paris Saint-Germain, una suma de casi 55 millones de euros brutos. Una cantidad, según informa el diario Le Monde, el club parisino no le abonó y que incluye el último tercio de una prima por fichaje (36 millones de euros brutos), los tres últimos meses de salario de su contrato, de abril a junio, y un Bono ético durante estos tres meses.
Los asesores del jugador enviaron al PSG un aviso formal a mediados de junio, según reveló L'Equipe. Al no haber obtenido respuesta, la estrella decidió dar un paso más, evitando, a estas alturas, causar demasiado revuelo. Según Le Monde, Kylian Mbappé se ha puesto en contacto con la comisión jurídica de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) y, a través de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), con la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA).
El 8 de agosto, el jugador denunció por primera vez los hechos ante la comisión jurídica de la LFP, invocando el artículo 259 de los estatutos del fútbol profesional, según el cual “los clubes deberán pagar los salarios a los jugadores bajo contrato a más tardar el último día de cada mes”.
A continuación, el 13 de agosto la nueva estrella del Real Madrid (que finalizó su contrato con el PSG en junio) envió un correo a la Federación Francesa de Fútbol para que informara del contencioso a la UEFA, que es la instancia de referencia en Europa. La misiva va dirigida en concreto a la comisión de la UEFA encargada de atribuir la licencia a los clubes que disputan competiciones europeas, como la Champions League, y también de verificar que han respetado las reglas financieras, en particular si están al día de los pagos.
Los equipos deben demostrar, para obtener la licencia europea en el caso de Francia ante la Dirección Nacional del Control de Gestión, que a fecha del 31 de marzo no tenían retrasos en los pagos con su personal. También, a intervalos regulares, que siguen cumpliendo lo que potencialmente le podría ocurrir al PSG para la temporada 2024-2025, a riesgo de perder ese permiso.
El litigio comenzó hace ya más de un año, cuando en el verano de 2023 Mbappé comunicó al equipo de la capital francesa que no quería activar la cláusula para prolongar su contrato más allá de junio de 2024, lo que disparó las especulaciones sobre un posible acuerdo con el Real Madrid. La dirección del PSG respondió con lo que todos interpretaron como un castigo al excluir al delantero de los entrenamientos con el resto de los jugadores destinados a jugar y relegarlo al grupo de los que debían irse.
Las dos partes salieron de esa situación de bloqueo después de que Mbappé concediera que el club no saldría perdiendo económicamente si dejaba el PSG y que para eso estaba dispuesto a renunciar a una prima de fidelidad. Si embargo, el internacional francés considera que -aunque esa renuncia implicaba su reintegración en el grupo- desde que a mediados de febrero informó al presidente, Nasser Al Khelaïfi, que dejaría el club francés, se le hizo una especie de vacío y se le redujo el volumen de juego. Desde entonces, el PSG no sólo no le ha abonado un tercio de la prima (36 millones de euros), sino tampoco los tres últimos meses de salario (abril, mayo y junio), lo que representa en total 55 millones de euros. La guerra no ha hecho más que empezar.
