Es sabido que Max Verstappen es tan buen piloto como mal perdedor. Este sábado buscaba la enésima pole durante la sesión de clasificación del GP de Hungría , pero cometió un leve error en la última curva. En otros tiempos podía permitirse alguna mínima licencia. Ya no. Ahora, los fabulosos McLaren están al acecho y no perdonan. Lando Norris había firmado el mejor tiempo justo por delante de su compañero Piastri , así que Max se dispuso a buscar en el suspiro final una de esas vueltas perfectas que se suele sacar de los guantes. Ni siquiera pudo intentarlo. Quedaban 2 minutos y 13 segundos para el final de la Q3 cuando el impetuoso Tsunoda perdió el control de su RB e impactó violentamente -sin consecuencias- contra el muro. Los comisarios blandieron la pertinente bandera roja y el reloj se detuvo. Quedaba tiempo para una última tentativa... si no fuera porque la caprichosa lluvia húngara había hecho su aparición momentos antes. Además, la pista quedó muy sucia, manchada por la tierra que arrastró el piloto japonés en su percance. Resumiendo, que en esas condiciones era imposible rebajar el tiempo marcado por Norris. En cuanto Verstappen fue consciente de ello, no pudo contenerse: aporreó varias veces el volante de su decaído Red Bull , lo condujo hasta el garaje y se bajó. Un tricampeón mundial no sale a la pista para nada. Otro campeón del mundo, en su caso dos veces, hizo lo mismo. Fernando Alonso también supo que era tontería gastar dos minutos inútilmente. En su caso, además, estaba moderadamente satisfecho. Porque, tras el desastre que anunciaba Aston Martin en los entrenamientos libres, los dos bólidos verdes alcanzaron la Q3: el asturiano saldrá 7º y Lance Stroll, 8º. El otro español, Carlos Sainz , confirmó las buenas impresiones transmitidas durante el fin de semana. El madrileño es un libro abierto. Sus sensaciones al volante son transparentes. Cuando se le ve a gusto y con ganas acaba siendo veloz y consistente. Lo confirmó y partirá en cuarta posición. Si los rejuvenecidos McLaren y el extraordinario Verstappen que salen delante de él la lían, para mal, durante la carrera, Carlos estará atento por si puede pescar una alegría. Quien de verdad necesita un soplo de felicidad es Sergio Pérez . El mexicano volvió a ser el protagonista desgraciado de la jornada. Sufrió un accidente en el tramo inicial (Q1) de la clasificación, destrozó su coche y se retiró de la circulación cabizbajo y hundido. Pese a su reciente renovación de contrato con Red Bull hasta el año 2026, Checo lleva semanas aguantando la insoportable presión de un entorno que le exige mejores resultados y menos fallos. Los rumores sobre su despido en diciembre son diarios, y eso le está afectando. A expensas de posibles sanciones, Pérez ocupará la 14ª plaza en la parrilla de salida de la carrera del domingo. Intentará remontar posiciones y recuperar el ánimo.