No estará en los Juegos Olímpicos. Aunque lo merece. Por historial y por su excelente carrera en los Nacionales, donde marcó el ritmo de la final y logró unos excelentes 1:45 sin más liebre que su propia zancada. Mariano García (Fuente Álamo, 26 años) se va convirtiendo en un atleta admirable, por su actitud generosa, por su arrojo, por su aceptación de las circunstancias, por su humildad, por sus silencios, por su madurez. Campeón mundial y campeón de Europa , se ha puesto a trabajar ya con la mirada puesta en los Mundiales de Tokio. Falta un año. —¿Descontento por no poder estar en los Juegos? —A ver. Sabía que esta situación era la más probable e iba preparado. No ha sido ninguna sorpresa, las cosas estaban claras. —Al acabar la carrera en los Nacionales ¿no tenía esperanzas de que lo seleccionaran por su historial? —Ninguna. No hubiera sido lo correcto. Mis rivales me ganaron en la pista. —Si usted no hubiera tirado del grupo desde el principio, ¿cree que habría estado entre los tres primeros? —Sí. Pero yo tenía que salir a buscar la marca. Me quedé en el intento. Salí a fuego pero mi cuerpo no estaba preparado para hacer esa marca solo. —Hay mucha polémica y compañeros suyos enfadados con los criterios de excelencia que ha marcado la Federación Española (marcas mínimas muy por encima de las exigidas por World Athletics, lo que cede a atletas de otros países los puestos que ceden los españoles). ¿Cuál es su opinión? ¿Son demasiado duros estos criterios? —Bueno, son unas normas que hay y nos pueden gustar más o menos. Cada uno, al final, tiene su punto de opinión. Yo prefiero no quejarme ni opinar al respecto. Fastidia estar luchando mentalmente por la marca y al final no compites suelto. Intento olvidarme, disfrutar de cada carrera que voy haciendo. —Muchas lesiones este verano... —Sí. Y aún no estoy al cien por cien de la rotura muscular que he tenido en el muslo. No noto ese 'feeling' de «puedo tirar la pata por encima de mi cabeza», no. Aún sólo puedo subirla hasta la cintura. La movilidad y la flexibilidad no las he recuperado. —¿Qué medallas ve para el atletismo español en París? ¡El triple salto! —¿Masculino o femenino? — El masculino. Ahí veo un 99 por ciento de probabilidad. ¡Y en el femenino, un 90 por ciento! —¿Irá a ver los Juegos a París? —No, no. Esos días estaré cargando mucho entrenamiento. En realidad tengo que hacer una pequeña pretemporada otra vez ahora. —¿Cuáles son sus planes más inmediatos? —Voy a subirme a Segovia a entrenar para buscar en agosto la marca mínima para los Mundiales de 2025. Y lo que quiero es ir sin presión, disfrutar de cada carrera y correr con fluidez. —¿Cuál es la mínima? —Aún no se sabe, pero a mí me da que será aún más dura. Puede bajar a 1:44.40. El atletismo avanza porque todo va evolucionando, los métodos de entrenamiento, el material... —¿Cree que las nuevas zapatillas con placas de carbono están influyendo en este avance de las marcas? —Un pelín, sí. Sobre todo, por la recuperación. Yo lo noto muchísimo. La amortiguación que llevas en la parte de atrás del pie es bestial y eso se agradece mucho. Antes cuando hacía un entrenamiento en pista me tiraba cuatro días con los gemelos 'reventaos'... Ahora me pongo las zapatillas de clavos y al día siguiente ni lo noto. Esa espuma que llevan las nuevas zapatillas te permite recuperar mejor. Se agradece mucho. Antes los atletas éramos de roca. Ahora somos menos de roca pero tenemos esta facilidad por las zapatillas. ¿Cree en los gafes? Este verano he empezado a creer en ello. Algo ha existido porque lo mío no ha sido normal. No he estado tranquilo en ningún momento. Primero, lesión de rodilla, luego una enfermedad, después problemas de tobillo, luego rotura muscular en el muslo, me he tenido que quitar una muela del juicio también... si es que no he parado. Hay que darle la vuelta a esto. Necesito un gran verano en 2025.