Entre la emoción de más de 45.000 aficionados de las “Águilas blancas” y los 12.000 daneses en el Allianz Arena, comenzó el último encuentro de estas selecciones en la fase de grupos. Ambos equipos llegaban con la responsabilidad de conseguir puntos para poder avanzar, por esto Dinamarca fue la primera en tomar la responsabilidad e ir adelante, con Christian Eriksen como director del juego los dinamarqueses avanzaron en todo el primer tiempo, el mediocampista está en uno de sus mejores momentos futbolísticos, con esto borraba los malos momentos de su paro cardiaco en la Eurocopa pasada.
Mientras tanto, la propuesta defensiva de Dragan Stojkovic funcionaba de forma trastabillada. Por un lado, el arquero Predrag Rajkovic tuvo varias acciones en las que participó para mantener su arco en cero, mientras tanto, La noche de Kasper Schmeichel pasó con tranquilidad, el arquero no tuvo más, que detener un solo remate a puerta durante todo el partido.
En el segundo tiempo, los nervios se combinaron con el cansancio acumulado en ambos países, se notaba en los movimientos constantes en el banquillo para buscar una solución y también dentro del terreno de juego, con futbolistas que intentaban disparos desde lejos cuando sus compañeros les pedían el balón para tratar se seguir acercándose. Los minutos transcurrían, la gente dentro y fuera del campo comenzaba a perder la calma, al tener estadísticas iguales, la segunda y la tercera posición del grupo C, se definió por la cantidad de tarjetas amarillas como método de desempate. Los cuatro países se quedaron con las ganas de cantar el gol, por primera vez en la historia de la competición se vivió que dos partidos del mismo grupo terminaran sin goles en la última jornada, con esto los daneses se llevan el segundo puesto y los serbios se despiden de la Eurocopa.