«¡Uf, cuánta gente!», se extraña Sara Sorribes al entrar en la sala de prensa. Pocas veces tan multitudinaria su comparecencia. No era para menos, primera vez en cuartos de final del Mutua Madrid Open, cuarta española en conseguirlo, tras Carla Suárez, Garbiñe Muguruza y Paula Badosa. Y con ese desparpajo continuó en su parlamento, una persona, por encima de tenista, cercana, amable, sincera.
Ha disfrutado en la pista y ha hecho disfrutar, en una conexión con la grada que crece y crece porque Madrid ha descubierto en ella una estrella y, sobre todo, un ejemplo de persona. Ha vencido a Daria Kasatkina con ese empuje y esa garra que solo tienen los que saben que el éxito está en dar de sí mismos lo mejor. «Ha sido un partido muy duro, con un tenis muy parecido así que creo que ha sido bonito de ver. He sufrido, pero he conseguido disfrutar también».
Por primera vez en cuartos después de diez años participando en el Mutua Madrid Open, también ha descubierto la pista Manolo Santana, y todo el calor del público que la ha acompañado en este encuentro con la rusa. «Me ha parecido brutal. De hecho, he bajado un poco en el segundo set y me he puesto a ver los cartelones de los campeones. Y a decirme 'Sara, estás aquí, disfruta'». A partir de ahí, Sorribes ha sido una apisonadora.
Se emocionó en la pista al terminar, no era para menos. Y también cuando se le pregunta por cómo la ven las rivales en el vestuario. «Es una de las cosas que más ilusión me hace. Que me escriban las compañeras«. Eso sí, está durmiendo regular, con siestas antes y después de comer porque la tensión de la competición le impiden estar relajada por la noche. Esta noche intentará ver al Villarreal, seguidora tan fan que confesó haber llorado en aquel penalti de Riquelme.
Pies anclados en la tierra con cadenas, aunque haya hecho volar la imaginación del personal. «A mí no me funciona estar antes de entrar en la pista pensando en que vas a ganar o que vas a hacer un buen resultado. Me fijo en lo que puedo hacer yo, en confiar en mi juego, en lo que puedo hacer. Incluso si sé que es mejor que yo, intento buscar algo por donde entrar y hacer mi juego». ¿Sueñas con algo grande? «No, lo siento. Me gustaría decirte otra cosa, pero no lo siento así. De hecho, cuando he terminado, he pensado 'ahora tengo el dobles, qué bien, otro momento para seguir compitiendo y volver a disfrutar«. Sorribes no se despega de su camino de disfrutar la vida y el tenis día a día. Nada más.
Tan día a día como su abuelo Pepe, que se iba a marchar ayer, pero la nieta lo ha 'obligado' a quedarse un día más. «Le he preguntado si tenía ropa y me ha dicho 'Me podré comprar ropa en Madrid, ¿no? La pagaré yo, claro, al abuelo que no le falte de nada, que mucho han hecho siempre por nosotros los abuelos». Tan al día que Carla Suárez le lleva pidiendo desde hace una semana que aguantara hasta el día 4 de mayo, que iba a ir a Madrid y así podrían verse. Promesa cumplida.