Noche plácida para el Atlético, de beber de la esencia que desprende la Copa, no del todo exigente en estas primeras fases, pero sí muy pura, tras la derrota contra el Real Madrid del sábado pasado. Marcaron primero Lemar y Ricard, inspirados ambos más allá de los goles, y cerró el marcador Vrsalijko, que anotó a los diez minutos de salir al terreno de juego. Los de Simeone ya están en la siguiente ronda.
Algo tiene la Copa. Quizás sean las cámaras, humanas porque miran a ras de suelo y no desde torres de marfil, o los campos locales, pequeños y llenos de líneas en estas primeras rondas, ya que allí se juega al fútbol de 11 y de 7, donde un mal disparo se va al bar de la esquina y no al gigantesco sello del patrocinador. Homenajes, jóvenes que por un día se olvidan de los grandes y miran a su ciudad, césped artificial... Algo tiene. En ese escenario se movía el Atlético contra el Cardassar, equipo balear de Tercera División. Los de Madrid venían de semana dura, apretados por el Salszburgo en Champions, aunque con victoria, y despellejados con naturalidad en Liga por el Real Madrid. Y como los grandes no «tiran» la Copa, se puso a funcionar.
Hasta tres paradas, una doble, como las cañas en la capital, hizo el portero local Ángel en los primeros 20 minutos. También tuvo una clara de cabeza Hermoso. Lemar se iba al medio y los laterales, Lodi y Ricard, se estiraban, menos que los pases de sus compañeros eso sí, que bien por las dimensiones o por las botas poco finas aún, se iban tras la línea. Y precisamente fue Lemar, con un disparo con la derecha, fuerte y al palo largo, quien puso el 0-1 en el minuto 24. Casi da una asistencia poco después. Vive buenos momentos al fin el francés, defendido por el Cholo en rueda de prensa y goleador en el césped, como contra el Valladolid hace una semana y como este miércoles en suelo mallorquín.
La noche de Ricard
Kondogbia, recién llegado al menos en minutos, y su exuberancia física se hacían ver, pues el centroafricano se apartaba para no estorbar y derribaba a rivales del Cardassar, que regalaban en exceso, pero se mantenía en pie, que ya es bastante. Mientras, a Saúl, un poco en tierra de nadie esta temporada, le salió la vena «gamberra» de la que hablaba Müller y le dio una patada a un rival sin el balón en juego. Un poco de protesta entre risas y amarilla. Mejor reírse, porque era casi de roja. En el 41, Ricard dejó el extrarradio y giró hacia el centro. Como Lemar, con la «mala», mandó la pelota a la escuadra. Dos a cero y poco después el árbitro pitó el descanso.
A la reanudación, Torreira levantaba la mano, alumno que puede ser aventajado del Cholo, ya que es un jugador capaz de despedir la primera parte con un pelotazo a ningún lugar y recibir la segunda con un pase milimétrico, solo invalidado por el fuera de juego, peca habitual ayer por la noche en los delanteros del Atlético. Jugaban a la espalda los de la capital y las diferencias técnicas se evidenciaban. Comenzaba la retahíla de cambios para ver a los jóvenes del Atlético, seña de identidad de estos partidos con estos resultados, y el equipo casi hace el tercero de su mano, tras un buen desmarque y centro de Saponjic y una sucesión de remates de Camello. Se apaciguaba la noche, porque todo salía bastante bien. Volvió hasta Vrsalijko por el canterano Ricard, que además del gol se le intuyen maneras, incluso para hacer faltas. El croata hizo el tercero con un muy buen desmarque y una buena definición, un gol muy de lateral. Hubo celebración moderada, porque por partido único, el Atlético ya está en la siguiente fase.