En el Ernst Happel de Viena, un día antes de que España se instalara en el paraíso con aquel gol eterno de Fernando Torres, Luis Aragonés desvelaba a sus chicos que le había llamado el Rey y que se iba a reunir con el capitán, Íker Casillas, para ver que le podían sacar a los directivos. «Hablo de la tela, espero sacar el máximo, pero ellos son también fuertes negociando», explicaba el seleccionador, hombre decisivo para que la España de la furia dejara de lamentarse en la recurrente maldición de los cuartos y escribiera la historia más bonita jamás contada del planeta fútbol.
Aragonés toca la fibra de sus chicos, les incide en la irrelevancia de ser subcampeones y trata de animar a la tropa informando de que seguramente no juegue «Wallace», el mejor de los alemanes. El grupo hace lo imposible por no partirse de risa, pero, claro, estalla una vez finaliza la charla. «¡William Wallace, ja, ja, ja!», bromean los muchachos, que a la primera han pillado que Wallace, en el lenguaje de Aragonés, es Michael Ballack. Y así todo con Luis, al que diez años después se le recuerda en un precioso documental, «Luis, el sabio del éxito», con imágenes inéditas hasta hoy.
El departamento de Comunicación de la Federación Española de Fútbol ha perpetrado una joya de algo más de una hora con un material impagable. Más de cincuenta horas que estaban en el olvido y que Jesús Paredes, preparador físico e íntimo del difunto entrenador, advirtió de su existencia. El resultado es un video único, precioso de principio a fin, con momentos inolvidables desde el corazón de un equipo que rompió un mito y empezó una época legendaria. Jugadores de esa selección, jugadores de la actual, miembros de aquel cuerpo técnico y del presente, familiares de Aragonés y gente del fútbol se emocionaron este martes en Las Rozas con la visualización de este documental fabuloso.
Es un viaje desde el inicio de la Eurocopa de Austria y Suiza hasta la fiesta en Colón, con Pepe Reina en plan speaker y el manteo al cielo de Madrid a Luis Aragonés. Por el camino, discursos memorables como el de antes de empezar el torneo, consejos sobre cómo protestar al árbitro o recuerdos de un fútbol en blanco y negro. «Yo ya gané en 1964 y tengo ganas de hacerlo como entrenador», vaticinó. Se disfruta de intimidades del vestuario, del «¡Ganar, ganar y ganar!» como grito de guerra con el balón en el centro del corrillo antes de saltar al campo, de las anotaciones en papel de Aragonés y sus indicaciones sobre los enemigos. «Iniesta, entre por aquí que este no tiene pierna izquierda, se cae, es cojo». Se repite la orden de «pierna larga y tal», una de sus preferidas para reclamar intensidad y Aragonés, en el debut, lo dejó clarito: «Si no estoy en la final con este equipo, soy una mierda de entrenador».
Va ganando España, se superan los cuartos malditos, van desfilando por el vestuario los Príncipes de Asturias (Don Felipe y Doña Letizia, ahora Reyes) y también los Reyes Eméritos y la selección redescubre la gloria. Y lo hizo con Luis, el sabio del éxito.
«Podéis ganar el Mundial»
Corrían las cervezas en el autocar y los jugadores, eufóricos por el título, se desataron con los cánticos. «Nosotros te queremos, míster quédate», «Mete pierna larga, míster quédate», «No me trago los zapatos, míster quédate», «Los códigos del fútbol, Luis Aragonés». Todo entre carcajadas y bailes, hasta que habla el seleccionador. «Nunca me he encontrado a un grupo como este. Me marcho porque en su momento nadie me dijo nada y tal. Y hemos ganado la Copa de Europa, pero podéis ganar el Mundial», vaticinó. Y acertó. Aragonés, genial en una charla con Silvia Dorschnerova, la delegada del equipo, también se acuerda del doctor Genaro Borrás, médico de la selección que murió antes de que empezara el torneo.