Poder comer comida casera es un placer, sentarse a la mesa y disfrutar, solo o en compañía, de esas recetas tradicionales en España o de esas que hemos ido aprendiendo con el tiempo gracias a poder acceder a la información sin tener que salir de casa. Sin embargo, para comer comida preparada con amor es necesario también tiempo, invertir un rato a pensar qué vamos a preparar y qué es necesario comprar para poder hacerlo, también, por supuesto, dedicar el tiempo suficiente en la cocina.
Esto hace que para muchas personas sea mucho más sencillo recurrir a opciones más rápidas, aunque eso suponga renunciar a la comida más casera. Los ultraprocesados cumplen esa función en muchas ocasiones, preparaciones que hacen que resulte mucho más sencillo llenar el estómago, preparaciones llenas de sabor y que nos dejan con ganas de volver a probarlas, de comerlas de nuevo. ¿A qué se debe que tengamos esos antojos de comida ultraprocesada? La psiquiatra Marian Rojas tiene la respuesta y está en el cerebro.
Marian Rojas parece tenerlo claro y así lo ha revelado en numerosas ocasiones, mente y cuerpo están conectados y en ocasiones lo hacen de una manera que no esperamos. Nuestro estado emocional puede afectar a ciertas dolencias físicas, como los dolores de cabeza causados por situaciones de estrés, pero hay otras muchas situaciones en las que no solemos reparar.
Según explica la psiquiatra en Cadena Cope, el cansancio hace que tengamos comportamientos menos saludables y esta va variando a lo largo del día. “Cualquiera se levanta por la mañana dependiendo de las horas que ha dormido, con un 80, 90 o 100 % de batería. A lo largo del día, la batería va bajando: trabajo, tráfico, llamadas imprevistas… Y va disminuyendo”, explica la experta. Si nuestra energía es baja, tendemos a buscar soluciones sencillas, que nos facilitan la vida, lo que hace que no siempre tomemos las mejores decisiones.
“Cuando la batería está en menos del 20 %, ya no se elige brócoli, se prefiere la comida procesada o una serie completamente plana”. Esto para Marian es una forma de “anestesia emocional”, algo que también se experimenta con las redes sociales, donde pasamos horas sin apenas darnos cuenta. La solución pasaría por aprender a gestionar nuestra energía, identificar lo que hace que nos agotemos y buscar maneras de recargarnos.
No conviene confundir los alimentos procesados, que son aquellos que están tratados y pueden ser desde verduras en bote a productos congelados, con los ultraprocesados, que son aquellos que han sido modificados intensamente en procesos industriales y que además contienen altos niveles de azúcares, grasas, sodio, harinas refinadas… El consumo habitual de este tipo de alimentos se ha demostrado que contribuye a una nutrición deficiente y también se ha relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Además, algunos estudios han demostrado que el consumo de estos productos no solo afecta a la salud física, también puede tener repercusiones en el estado de ánimo y el cerebro. Según un meta-análisis publicado en la revista Nutrients en 2022, las dietas ricas en estos alimentos aumentan en un 44% el riesgo de depresión y un 48% el de ansiedad. También se ha asociado con un deterioro cognitivo más rápido.
Lane, M. M., Gamage, E., Travica, N., Dissanayaka, T., Ashtree, D. N., Gauci, S., Lotfaliany, M., O’Neil, A., Jacka, F. N., & Marx, W. (2022). Ultra-Processed Food Consumption and Mental Health: A Systematic Review and Meta-Analysis of Observational Studies. Nutrients, 14(13), 2568. https://doi.org/10.3390/nu14132568